lunes, 7 de abril de 2008
Grandes exigencias sociales y económicas dominan la escena electoral
Grandes exigencias sociales y económicas dominan la escena electoral (I)
Nuevas y viejas tendencias emprenden la batalla electoral de costumbre, moviéndose al ritmo de las necesidades de hoy, mientras el electorado observa, escucha y evalúa
El próximo mes de noviembre se escogerán las nuevas administraciones para gobernaciones y alcaldías, y las piezas empiezan a moverse en el tablero electoral. Alianzas y particiones irreconciliables definen las candidaturas, todo esto, ante la mirada atenta de la población votante, que sigue en la búsqueda de la mejor opción, aquella que represente resultados tangibles y sustentables en el tiempo.
Nuevas necesidades requieren de nuevas exigencias, por eso la gente concuerda en que proyectos serios y factibles, ataque a la improvisación, y escogencia del recurso humano capacitado y comprometido, son algunas de las claves para no volverse a equivocar y acabar con el voto que no busca al mejor, sino al menos malo.
ROMPIENDO PARADIGMAS
Los tiempos cambian y con ellos los escenarios, incluso el político y su mundillo electoral. “Hoy el venezolano entiende las cosas de otra forma, reclama al status quo su ineficiencia y está en búsqueda de nuevos liderazgos que contribuyan de manera efectiva en resolver sus problemas”, afirma la politóloga e investigadora Susana Kalil quien indica que los nuevos procesos que vive la nación, donde se habla de democracia participativa, rompen con la tradición e incluso con el léxico de los actores políticos.
La tendencia hacia el voto en Venezuela correspondía a un llamado emocional, a una identificación con el candidato más carismático, con el más elocuente y simpático, quizás con el que más prometía, afirma el ingeniero Waldo Negrón, ex secretario de gobierno del estado Bolívar en la época de Rojas Suárez, cuando habla de la posibilidad cierta de que esa realidad esté revirtiéndose progresivamente, debido al cansancio popular y a la necesidad de votar pensando en su calidad de vida, en su bolsillo, y no con el corazón.
Si algo es cierto, es que el pueblo se ha abierto a su realidad, la comprende mejor y trabaja para mejorarla, por eso exige mayor trabajo en la comunidad, el acercamiento del funcionario público a su ambiente, y la participación propia en los procesos de cambio, adelanta el sacerdote católico Matías Camuñas, quien agrega que lo que se ha conseguido en materia de autogestión, desarrollo endógeno, cooperativismo y asistencia social es palpable e irreversible.
Por otra parte, la vocera del consejo comunal San Rafael, Tarxi Bonilla, manifiesta que “en la actualidad el electorado, aunque mide en silencio las distintas opciones, está reclamando planes de gobierno, proyectos, transparencia y honestidad” y asegura que los tiempos de las promesas vacías están en período de extinción, puesto que ahora el pueblo quiere construir con sus propias manos las soluciones, acompañado de un gobierno socialmente sensible.
EL EQUIPO ES LA CLAVE
“Las gobernaciones y alcaldías son los cargos públicos más difíciles de administrar, esto, por el hecho de estar más cerca a las comunidades y sus problemas, que no son pocos, y en muchos casos terminan desbordando las capacidades individuales y los colocan en los límites de la incompetencia gerencial” asegura Waldo Negrón. De ahí parten las expectativas, preocupaciones e inquietudes de propios y extraños, en la elección de candidatos para puestos de esa naturaleza.
“Cómo hacer para no equivocarse a la hora de votar y lograr escoger a los más capacitados, por no decir los mejores, que al fin del cabo son los que van a tratar de darle respuestas a las necesidades”, se pregunta Carlos Gil, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Caroní. Presupuestos cortos, infinidad de inconvenientes, poco tiempo, falta de preparación e intención para el servicio, e improvisación, son algunos de los elementos que conspiran en el fracaso de las gestiones.
“Es falsa la idea de que sólo es necesario la intención y el compromiso, la gerencia no se improvisa, para comprar o vender, para supervisar o disponer de recursos, es necesario experticia”, afirma Waldo Negrón, agregando que el acompañamiento es clave, y por eso el gerente debe rodearse de un equipo preparado y evitar gobernar bajo la línea partidista.
Las alcaldías son precisamente, los entes con mayor carga de compromiso en la solución de problemas primarios, que son en definitiva los que importan a la gente, entre ellos, los servicios públicos, transporte, seguridad y vialidad, expresa Carlos Gil, quien insiste en la necesidad de exigirles a los candidatos a presentar a su equipo de trabajo y sus proyectos o programas de gobierno, de manera que el electorado tenga la oportunidad de estudiar y comparar ofrecimientos.
El reconocido periodista y cronista de Ciudad Bolívar, Américo Fernández, asegura que la realidad de la nación requiere de candidatos “con cualidades intrínsecas y arraigadas a la honestidad, severidad y austeridad en el manejo de la cosa pública, lo cual no colisiona con la simpatía, la bondad y cordialidad en el trato con los gobernados, cualquiera sea su estrato, posición o jerarquía”, buscando sobrepasar los espacios electorales tradicionales que admitían excesiva demagogia y populismo, mostrándose “sensible, conocedor pleno de la realidad a la que se comprometió a servir, creativo en la solución de los problemas y conflictos, suficientemente capaz, idóneo, mente rápida y dotado de psicología y tacto especial para escoger a sus colaboradores”.
El deber ser de un buen alcalde:
El gobierno del ayuntamiento de Barcelona, España, ha resumido cinco elementos necesarios en un buen alcalde.
1. Hacer la vida más fácil a la gente. Al ciudadano no le importa qué departamentos van a participar en la tramitación de un recurso, o de qué concejalías dependen los servicios que está solicitando. Lo que le importa es que el sistema funcione y además, que lo haga mejorando los recursos tradicionales.
2. Lo político está en segundo plano. Nada de reformas partidistas. En un período no va a dar tiempo a hacerlo todo.
3. Diseña bajo la sustentabilidad. Es fundamental que los nuevos canales abiertos al servicio sean sostenibles desde el punto de vista de los costos, y de su utilidad en el tiempo.
4. Despliegue profesional. Hacer que las cosas funcionen, consigue sistematizar todos los procesos y que la experiencia del ciudadano sea útil, que vea resultados.
5. Abre las puertas a la cooperación. Relaciona los servicios con los de otras administraciones del sector público, teniendo en cuenta que habrá muchas tareas que escaparán a las posibilidades de la organización, así que la asociación es positiva siempre que sea necesario, esto sin cerrar la puerta a la colaboración privada.
Nuevos liderazgos a nuevos requerimientos sociales, así se plantea el desenvolvimiento de los procesos electorales contemporáneos. En noviembre se llevarán a cabo elecciones para cargos regionales y locales, y en el estado Bolívar ya se dispone tanto de los requerimientos populares como de algunas de las propuestas electorales.
La oferta es grande y la demanda aún no se manifiesta con claridad, aunque coincide en sus necesidades: seguridad, transporte, empleo, vivienda y eficiencia en el manejo de los servicios públicos. Entre las grandes preocupaciones está el respeto a la continuidad de las buenas gestiones y la capacidad gerencial en el cumplimiento de objetivos a corto y largo plazo.
A RESOLVER PRIORIDADES
Las candidaturas contemporáneas para cargos regionales y locales están hechas más para un gerente que para un político deja entrever Carlos Gil, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Caroní, quien complementa expresando que la preparación y el acompañamiento son clave, que no es suficiente con la pura intención, puesto que debe resolver metas fijadas en lapsos de tiempo determinados, que en estos casos, son muy cortos.
“Reconocer las prioridades es el primer paso, y lamentablemente, ese punto suele ser descuidado por los gobernantes”, afirma Waldo Negrón cuando comenta sobre la lista de clamores populares, que está bien definida en el estado Bolívar y en especial en el municipio Caroní.
“En Ciudad Guayana necesitamos más seguridad, organismos policiales profesionales, medios de transporte seguros, confiables y efectivos, una moderna infraestructura en los servicios públicos, luz, agua y recolección de desechos sólidos, así como la posibilidad de generar estrategias sustentables para la dotación de empleo y la construcción de viviendas”, así lo entiende la trabajadora social Tarxi Bonilla, receptora directa de las quejas y necesidades del guayanés como vocera del consejo comunal San Rafael .
Por su parte, el Monseñor Mariano Parra, insiste en que la lucha debe ser integral, plantear y perseguir la solución de coyunturas dolorosas y que aquejan la estabilidad y calidad de vida del venezolano, “pero al mismo tiempo, emprender campañas para recobrar valores humanos y ciudadanos, puesto que el trabajo debe ser en conjunto, de abajo hacia arriba y no solo impulsado por un sector de la sociedad”.
“En Bolívar, es hora de ponerle solución progresiva al estado de inseguridad aparejado con la violencia, no es posible vivir en una zozobra constante signada por la violencia cuyas raíces se encuentran en la marginalidad”, manifiesta el periodista Américo Fernández, quien asegura que tiene como “desencadenante el discurso violento, insultante, frontal y conflictivo de quienes suponemos por su condición de líderes deben ser ejemplo de orientación ciudadana”, y para lograr dicho cometido es necesario la articulación de gobernadores y alcaldes, pensando siempre que los intereses de la ciudadanía tienen que estar globalmente por encima de los de las parcialidades o particulares, agrega Fernández.
COMBINANDO LOS PLAZOS
“Después de definir las realidades, es necesario trabajar y perfeccionar la infraestructura física, humana y hasta digital, para resolver las cosas del día a día, como el trasporte, la vialidad, el aseo urbano, entre otras”, sostiene Waldo Negrón, ex secretario de gobierno del Estado Bolívar, quien complementa diciendo que esto debe hacerse de manera definitiva y sostenible en el tiempo, de manera que el gobernante que lo sustituya pueda servirse de esos beneficios, que hacen estado, que construyen la patria y no la imagen política de alguna individualidad.
Otras de las grandes inquietudes de algunos de los sectores productivos de la región están en la continuidad de las gestiones e inversiones. Carlos Gil, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Caroní, explica la tendencia de muchos mandatarios de hacer borrón y cuenta nueva cuando llegan al cargo “de manera que pareciera que nada de lo que se hizo en cuatro años es positivo o rescatable, así es imposible construir un estado de gobierno estable, se supone que todos deben contribuir algo perdurable en el tiempo”.
“Quizás una de las desventajas de los gobernantes es que pierden mucho tiempo en la transición, que es ese período que va desde la toma del poder y la completa instalación en el mismo, cambiando el personal, desechando todo lo pasado y arrancando de cero” sostiene el ingeniero Waldo Negrón, ex secretario de gobierno del estado Bolívar, esto según él, es una práctica tradicional de nuestros políticos, y no lo beneficia, porque se empieza a gobernar realmente los dos últimos años de gestión.
La perdida de tiempo es un gran enemigo, concuerda Monseñor Mariano Parra, quien asegura que “los cambios deben realizarse en pro de la gente, y que banalidades como la remodelación de una oficina que pertenecía al gobernante anterior o la redecoración de un salón de la antigua gestión no son fundamentales, y en esos detalles se pierde tiempo, dinero y disposición”.
POR, PARA Y CON LA GENTE
Al final, nuevamente, toma importancia el hecho de hablar y pensar en corresponsabilidad ciudadana. El mandatario sea cual fuere, debe entender que es un servidor público, elegido por la gente para resolver sus problemas, para fungir como el conserje de la ciudad o del estado, pidiendo y apoyándose de todos los sectores productivos de la sociedad. Por su parte, la ciudadanía ha de promover los cambios participando en los mismos, contribuyendo y no perjudicando los procesos, construyendo con la crítica, desde los más sencillo a los más complejo, de abajo hacia arriba. La corresponsabilidad ciudadana y la necesaria interacción entre el pueblo y su representante son, al final, elementos imprescindibles en el progreso sostenido de las regiones.
Manuel Fraga Iribarne, connotado político español y otrora alcalde de Madrid, sostiene que el éxito de mandatarios regionales y locales, como gobernadores y alcaldes, está en la habilidad de poder combinar la ejecución de planes y solución de problemas en cortos y largos plazos, de manera que resuelva dificultades puntuales y sencillas, como el de los huecos en las calles o el alumbrado eléctrico, sin dejar de lado grandes proyectos que le permitan trascender y marcar diferencia entre las gestiones anteriores a la suya.
Por su parte, Mario Rosales, reconocido planificador chileno, en su trabajo para la Unión Internacional de Municipalidades explica que: El buen alcalde concibe a la municipalidad como un gobierno local dinamizador del desarrollo humano sostenible de su comunidad. Asume los nuevos retos del desarrollo: Crecimiento económico, erradicación de la pobreza, rescate de la cultura o preservación del medio ambiente. Más que administrar, gerencia la municipalidad y lidera a su comunidad. Organiza y motiva a sus equipos de trabajo, estimulando el efecto sinérgico de 2 +2 =5. Planifica una estrategia de desarrollo de corto plazo (micro planificación) y de largo plazo (planes de desarrollo), con participación de la comunidad. Impulsa actividades para capacitar los recursos humanos municipales y mejorar la conciencia y educación cívica de la comunidad. Se coordina, estableciendo relaciones de cooperación con otros niveles de gobierno y entidades de la administración pública y privada.
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