lunes, 21 de abril de 2008

Misión: Educar y no fallar en el intento (I y II)


Las misiones educativas bolivarianas, entre bemoles, continúan enrumbadas como proyecto bandera de la política oficialista, ante la crítica invariable de la opinión pública

En 2003 aparecen en el panorama nacional las misiones sociales bolivarianas, entre ellas las misiones educativas, y sobre las cuales se tienen, cual bicornio, dos interpretaciones en direcciones completamente opuestas, mientras el oficialismo las considera una herramienta para enfrentar las causas y consecuencias de la pobreza y la histórica exclusión de sectores populares, mediante la participación protagónica del pueblo, por el contrario, la fracción opositora las considera como un plan estrictamente político con el objetivo de crear un inmenso aparato ideológico, doctrinante y clientelar a través de la educación, y que además es usado para incrementar el prestigio político del gobierno. Hoy, se constituyen en procesos aún embrionarios, de los cuales se desconoce y cuestiona tanto su forma como su fondo, pero que no dejan de ser una realidad cuyo fin utilitario más que beneficioso, es imperioso, en una nación ávida de cambios, educación y progreso.

NACEN ESPERANZAS
Zomaira Aranguren, ama de casa, esposa y madre de dos adolescentes, después de un par de experiencias fallidas en la educación superior, empieza a encontrar su camino cosechando del sacrificio. Apenas hace una semana recibió el título de técnico superior universitario en gestión social, y sin parar, continúa ya la segunda fase de estudios en búsqueda de la licenciatura de una carrera que la convertirá por siempre, en una profesional de la lucha social y en catalizadora de la organización comunitaria.
“Desde el 97 no estudiaba, hice dos semestres de derecho en un instituto privado hasta que empezaron problemas vinculados con la legalidad de la institución, y a eso se le sumó mi segundo embarazo, por lo que decidí dejarlo y sinceramente no veía muy fácil el retomar los estudios, también por lo costoso de la educación privada” explica Aranguren, quien recuerda con agrado el haber madrugado en largas colas para censarse en la entonces incipiente misión Sucre de 2003, y que le permitió reencontrase con el mundo universitario en 2005.
Para Zomaira Aranguren, esta nueva oportunidad que se le ha brindado ha sido fuente de cualquier tipo de reacciones, como escepticismo, incredulidad o negación, tanto de familiares como de amigos y conocidos, “siempre me preguntan cómo es posible que la universidad vaya a la comunidad, que quién me va dar el título, que las condiciones no son las necesarias, y yo les digo que ya el solo hecho de tener el chance de estudiar debe ser suficiente para sacrificarse y adaptarse a lo que se tiene por ahora” asegura Aranguren, quien insiste en que todo proceso que empieza tiene sus desventajas pero que con el tiempo se van corrigiendo los errores, “nosotros entendemos que no es necesario tanto edificio para aprender, la aldea en la que recibimos el conocimiento es solo un espacio, pero el aprendizaje realmente se asimila y ratifica con el trabajo comunitario, ahí, con la comunidad”.

EDUCACIÓN MISIONERA
La coordinadora regional de la misión Sucre, Maritza Velazco, asegura que esta misión “nace como un plan extraordinario del gobierno nacional con el propósito de integrar toda la población de bachilleres que por una razón u otra no estaban incluidos en el circuito de la educación superior, para lo que se completaron tres procesos, primero, el censo de dicha población, en el que se registraron seiscientos mil bachilleres en todo el país, nueve mil en el estado Bolívar, segundo, el programa de iniciación universitaria (PIU), y tercero, el programa de formación universitaria”.
Todo bachiller que deseé integrarse a la educación superior debe registrarse en la misión, completar el semestre de iniciación universitaria, una especie de propedéutico donde refrescará los conocimientos en las áreas de lenguaje y comunicación, matemáticas, historia de Venezuela e universal, orientación vocacional y técnicas de comunicación e información, para después llegar a la selección de carreras disponibles.
“Hay que tener en cuenta que la misión Sucre no es una universidad, es una estrategia de inclusión como política de estado para movilizar socialmente a la ciudadanía, que sin sacarla de su ambiente, se le brinda las herramientas para emprender los estudios superiores, teniendo en cuenta la equidad, calidad y la pertinencia social del aprendizaje” asegura Maritza Velazco, quien agrega que de allí radica la complejidad en la ejecución de los objetivos planteados, puesto que es muy complicado tomar las fortalezas de distintos elementos y ponerlos a disposición de la comunidad.
“Si la comunidad solicita una aldea universitaria en Guasipati, por ejemplo, la misión se encarga de conjugar los posibles recursos disponibles, junto a la misma comunidad busca los profesionales, posibles docentes, que desenvuelven su vida en esa comunidad, los prepara con cursos de formación docente, habilita y acondiciona el espacio, y hace la conexión con la universidad más cercana o más interesada en brindarle el apoyo académico a ese grupo de personas, así se encamina la municipalización universitaria” expresa la coordinadora regional de misión Sucre, Maritza Velazco, quien además asegura que las debilidades aún son muchas, como la falta de infraestructura docente mínima, pero el mayor desafío es hacer entender a la gente que esto es una misión y lo hacemos como una causa humanitaria, que es necesario la participación de todos, que no es una causa partidista, es el grito de la patria.

DÓNDE ESTÁN LAS FALLAS
“Están llenas de tropiezos e inconvenientes siendo el mayor, tal vez, su provisionalidad y poca estructuración y control", “esa ausencia de control y evaluación después de cuatro años de instrumentación es perjudicial”, “escuchamos a personas que no culminaron su aprendizaje en lectura y escritura porque el facilitador no volvió al barrio, o al ambiente educativo", “hay duda sobre la calidad pedagógica, que sería el fin de estos programas en cuanto a dotar de conocimientos y herramientas a quienes no pudieron obtenerlos en el sistema formal, "está claro que en dos años no vas a aprender, más aun cuando esas personas han pasado varios años sin estudiar". Estas son algunas de las profusas críticas que se han hecho sobre las misiones educativas, algunas fundamentadas otras no tanto.
El presidente Chávez, en marzo del año pasado, reconoció fallas de las misiones Ribas y Sucre, por lo que ordenó una investigación exhaustiva en algunos estados, pero aún se están esperando. “La autocrítica es necesaria, especialmente en el campo educativo, que debe ser revisado constantemente” asegura Maritza Velazco, que además de coordinadora regional de la misión Sucre, emprendió una investigación denominada estrategia para perfeccionar la misión Sucre en el estado Bolívar, y en la cual se reconoce ha de atacarse deficiencias como el débil trabajo de equipo entre miembros de las diferentes estructuras, falta de un sistema de trabajo efectivo para el funcionamiento de la misión, dificultades en el funcionamiento de la comisión académica de la misión y las coordinaciones de programas de formación, falta de recursos para desplegar un desempeño efectivo, falta de infraestructura docente mínima de apoyo a los programas de formación, extensión territorial del estado y otras barreras asociadas.
El momento es propicio para empezar a trabajar en la solución de elementos puntuales, proponer y promover la colaboración de todos los sectores, y evitar la crítica destructiva que tanto daño provoca.

Educación en el mundo:
Ya en octubre de 1998, en la conferencia mundial sobre la educación superior: Visión y acción de la educación superior en el siglo XXI, organizada por la Unesco, se constituía la Declaración Mundial sobre la Educación Superior, de donde se rescatan algunos elementos, entre ellos:
En la intención de forjar una nueva visión de la educación superior, se dispone el artículo 3 como el de la igualdad de acceso, y donde se asegura que en el acceso a la educación superior no se podrá admitir ninguna discriminación fundada en la raza, el sexo, el idioma, la religión o en consideraciones económicas, culturales o sociales, ni en incapacidades físicas.
La equidad en el acceso a la educación superior debería empezar por el fortalecimiento y, de ser necesario, una nueva orientación de su vinculación con los demás niveles de enseñanza, y más concretamente con la enseñanza secundaria.
El artículo 6, especifica la orientación a largo plazo fundada en la pertinencia, entendiendo que la pertinencia de la educación superior debe evaluarse en función de la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen. Ello requiere normas éticas, imparcialidad política, capacidad crítica.
La educación superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad, y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre y el deterioro del medio ambiente.

El estado Bolívar cuenta con 28.340 beneficiados por la misión Sucre, distribuidos en las universidades asociadas y en 91 aldeas universitarias. En los municipios Caroní, Heres y Piar está el setenta por ciento de la matrícula estadal para dicha misión. Las instituciones de educación superior que prestan apoyo a la misión Sucre en nuestro estado son la Universidad Bolivariana de Venezuela, Simón Rodríguez, Uneg, Unexpo, Ince y la Unefa. Por su parte, la misión Ribas, en el estado Bolívar tiene 25.990 estudiantes, y en el municipio Caroní 10.857, y cinco mil de ellos cursan la misión Ribas II, quienes saldrán como bachilleres en el transcurso del año. La misión Robinson, aunque ya cumplió con la meta alfabetizadora planteada, de más de 1 millón trescientos mil venezolanos, continúa recibiendo estudiantes, que además tienen la oportunidad de terminar la educación primaria en la etapa II de esa misión.
En el presente, las misiones educativas siguen siendo uno de los vértices más polémicos entre la opinión pública, orgullo para muchos, desconcierto para otros, pero al final, representa una idea, independientemente de su naturaleza política, idónea para contrarrestar la desinversión y vacío educativo experimentado en la nación desde la década del setenta.

NUEVOS FORMATOS
El facilitador de la misión Sucre y coordinador de una de las 33 aldeas universitarias del municipio Caroní, el sociólogo José Caldera, asevera que existe una diferencia enorme entre la educación formal y la que se imparte desde la Sucre, “para empezar, los procesos de enseñanza aprendizaje son completamente andragógicos, el estudiante aprende haciendo, usa su criticidad, compara y evalúa la teoría con la práctica, y está en una constante investigación del medio que lo rodea”, por otra parte Caldera asegura que el participante, como se le denomina, sin ser adoctrinado en la ideología de izquierda, entiende que debe devolverle a sus sustrato social parte de lo que ha recibido, por lo que orienta sus esfuerzos en proyectos y planes para mejorar la calidad de vida de su comunidad.
“Nosotros estudiamos desde la propia comunidad, el sentarse en un salón de clases es secundario, el conocimiento se nos imparte, pero nosotros lo reforzamos y comprobamos individualmente, con la investigación, tanto bibliográfica como empírica, estando en contacto con la gente, aplicando censos, analizando resultados, y estudiando posibles soluciones”, comenta al respecto del proceso de formación académica la técnico superior en gestión social, Zomaira Aranguren, quien complementa diciendo que la clave está en uno mismo, no conformarse con lo recibido, es necesario llegar a casa y continuar en la búsqueda del conocimiento.
El profesor José Caldera advierte que el proceso requiere de mucho esfuerzo, aunque se cuenta con las escuelas y los consejos comunales, que facilitan los espacios para las aldeas, el estudiante debe buscar la manera de llegar a los contenidos necesarios, que en su gran mayoría están en internet, “gran parte del proceso es informático y cibernético, y a veces es complicado para el participante, que no está acostumbrado a eso, como tampoco a las técnicas de evaluación y calificación, que como tú sabes, es distinto al de la educación formal, aquí evaluamos cualitativamente, analizando la capacidad de interacción social, liderazgo, participación, compromiso social, entre muchas otras cosas”.

INTEGRACIÓN INCORPORADA
“A mi me cambió la vida del todo, nunca pensé estar aquí siéndole útil a gente que necesita ayuda y que nunca tuvo la oportunidad”. La historia de Josefina Villalobos es una de las muchas que han recibido la oportunidad en las misiones educativas. Josefina retomó los estudios después de muchos años de ausencia en las aulas de clases, empezó con el objetivo de finalizar el bachillerato, hoy cursa estudios de educación integral en la misión Sucre y es facilitadora de la misión Ribas, “ya voy a graduar a mi tercera promoción de vencedores, quién lo iba a pensar, si empecé de cero, sigo estudiando y además logré involucrarme al aparato productivo de la nación, ahora como colaboradora y facilitadora de la misión Ribas” expresa Villalobos.
La directora ejecutiva de la misión Ribas en el estado Bolívar, Amarilis Peters, afirma que la finalidad de incluir a todas aquellas personas que no han podido culminar sus estudios de bachillerato o secundaria, se le está dando completa correspondencia en la región, “al día de hoy contamos con más de 25 mil participantes distribuidos en 1540 ambientes educativos, y la demanda sigue creciendo”, asegura Peters.
El proceso de enseñanza aprendizaje se realiza bajo el método yo sí puedo seguir, que consta de dos períodos de par de semestres cada uno para la formación de bachilleres en educación integral, y donde se desarrollan unidades académicas como geografía, historia de Venezuela, matemáticas, lenguaje, inglés, computación, ciencias y formación a la ciudadanía. “Ya estamos adelantando las bases para establecer en el estado, la misión Ribas Técnica, de la cual saldrán bachilleres técnicos medios en distintas carreras” complementa Amarilis Peters, directora ejecutiva de la misión Ribas.

A CORREGIR
Zomaira Aranguren, estudiante de la misión Ribas, hace mención a algunas fallas que afectan el rendimiento académico, “nosotros entendemos que ahora es cuando ha de tomar forma lo planteado con las misiones educativas, y por eso hemos tenido que hacer todos los sacrificios, pero si tuviera que pedir que nos ayuden con algo, sería que nos adecúen una ruta de trasporte, recuerda que estudiamos de noche, y la construcción de una biblioteca, porque el gasto en material de apoyo es fuerte, y no todos tenemos acceso fácil a internet.
Por su parte, José Caldera, facilitador de la misión Sucre, asegura que es vital agilizar el desarrollo de los procesos de masificación comunicacional de la nación, “hay que promover la construcción de más centros de estudios informáticos, computadoras con acceso gratuito a internet, así como facilitar la adquisición de equipos con software libre” afirma Caldera, quien cree indispensable la herramienta tecnológica en la relación enseñanza aprendizaje.
“Los estudiantes del programa nacional de medicina integral comunitaria están siendo víctimas de las fallas por parte de la Fundación Misión Sucre en cuanto al pago del beneficio de la beca estudio decretada por el ejecutivo nacional. La Fundación Misión Sucre ha fallado en reiteradas oportunidades con el depósito del mencionado beneficio tanto con estudiantes como con docentes y demás personal operativo en las aldeas universitarias”, esta fue una denuncia pública de mayo de 2007, por parte de un grupo de estudiantes de la misión, y que es parte del complejo grupo de irregularidades en todo el país.
“Tengo que decir con responsabilidad que en el estado Bolívar, en especial en el municipio Caroní, donde ya contamos con 33 aldeas universitarias, el valioso compromiso de todas las empresas básicas, en especial, Ferrominera, Edelca, Alcasa y Venalum ha sido firme, y nos ha ayudado a superar cualquier cantidad de dificultades, así mismo la alcaldía y la gobernación, pero no basta con eso, es necesario de la participación colectiva, docentes y profesionales en general que quieran fortalecer la nación” asevera Maritza Velazco, quien complementa diciendo que ya el esfuerzo más grande se ha hecho, establecer la idea y brindar la herramienta, ahora queda de todos trabajar en conjunto para que la idea no caiga y se desarrolle sola.

Se busca:
Dentro de los objetivos de la misión Sucre estado Bolívar está encauzar con calidad y pertinencia el proceso de municipalización universitaria, mejorar las estructuras de coordinación de la misión, fortalecer la actividad académica, consolidar el funcionamiento de las aldeas, elevar los niveles de pertinencia de la oferta académica local, fortalecer la movilización social y la sinergia interinstitucional, perfeccionar la atención a las organizaciones estudiantiles y fortalecer los aspectos administrativos y logísticos.
La misión Sucre cuenta hoy con una variedad de carreras para el estado Bolívar:
Medicina integral comunitaria, programa nacional de formación de educadores, estudios jurídicos, gestión ambiental, gestión de desarrollo social, electricidad, construcción civil, turismo, informática, administración, mecánica, ingeniería en sistema y licenciaturas de artes plásticas.
Un facilitador de la misión Sucre percibe 12,25 bolívares fuertes por hora, y tiene una carga horaria máxima de 20 horas, por lo que su colaboración es concebida como un auténtico aporte a la construcción de la nación y una expresión de compromiso patrio.

No hay comentarios: