lunes, 12 de mayo de 2008
¿Se está leyendo en Venezuela? (I y II)
Sumida en una interminable y polémica avalancha de acontecimientos, la sociedad venezolana, lucha contra la corriente mediática, y se decide entre la tv y un libro
Aunque no se cuenta con numerosos y claros estudios sobre la tendencia venezolana hacia la lectura, y no se tiene certeza de los muchos o pocos programas de promoción lectora nacional, propuestos por el sector público o el privado, la realidad criolla se suma a la iniciativa latinoamericana hacia un leve y sostenido incremento de los esfuerzos por fortalecer la plataforma de lectura de sus países. En la actualidad, Venezuela intenta incorporar la lectura a la lista de preferencias populares más sólidas, llevando los libros al barrio y llamando al lector a la biblioteca, sin embargo, las dificultades siguen presentes: elevados costos del material de lectura, poca promoción mediática, desarticulación entre la escuela y el hogar, e insuficiente infraestructura.
EL ESTADO Y LA LECTURA
No por casualidad, con la llegada de la democracia se materializan las primeras iniciativas hacia la lectura y la alfabetización constante “el punto de partida es el año de 1959, despegue de la democracia en Venezuela, y en la que se ha trabajado con el objeto de consignar la mayor cantidad de instituciones a nivel nacional y la mayor cantidad de esfuerzos loables a favor del libro y la lectura” afirma el investigador y especialista en el tema de la evolución de la lectura en Venezuela, Eddy Souza.
Los primeros pasos los dio el Ministerio de Educación “que ha sido el motor impulsor de planes, programas, campañas y actividades relacionadas directamente con la enseñanza y la promoción de la lectura y la escritura en Venezuela” asegura Souza, quien agrega que desde 1958 impulsa la alfabetización y desarrollo de la lectura. Entre el 58 y el 63 promueven el Plan de Alfabetización y Cultura Popular, con el cual se intenta enseñar a leer y escribir, mediante el método venezolano “Abajo Cadenas”, que ya se venía implementando a partir de 1947.
En 1972 el Consejo Nacional de Alfabetización, integrado por los organismos del Estado en materia educativa, entre ellos el Instituto Venezolano de Cooperación Educativa (INCE), se encargaron de llevar a cabo nuevos programas de alfabetización. Posteriormente, entre el 79 y el 83, se aplicó la Campaña Libertadora de Alfabetización, promovido por la Asociación Cultural para el Desarrollo (Acude), entidad integrada por representantes del sector bancario e industrial.
Ya en la década del noventa, la Comisión Nacional de Alfabetización del Ministerio de Educación, desarrolló el Plan Nacional de Atención a la Población Adulta con necesidades de aprendizaje básico, entre el 94 y el 96. En el 2000, se lleva a cabo la Campaña Bolivariana de Alfabetización, con una duración de tres años, para un poco después, en el 2003, emprender la Misión Robinson, dirigido por la Comisión Presidencial de Alfabetización.
Desde 1999, el 92,3% de la población está alfabetizada, lo que se constituye en una gran plataforma para despegar el cohete de la lectura masiva. Sin embargo, los primeros programas de promoción lectora se dan en la década de los ochenta. El Ministerio de Educación estimuló la lectura a través de varios mecanismos, entre ellos, la disposición en 1982 de la Primera Jornada Nacional de Lectura. En el 86, el Estado, mediante un decreto probaría una nueva política nacional de lectura planteando: 1. Promover la lectura a través de campañas nacionales, respaldadas por los medios de comunicación públicos y privados, 2. Fortalecer la institución educativa en relación con las estrategias de aprendizaje y el hábito lector, 3. Estimular la producción de materiales de lectura por parte de las editoriales nacionales, con el interés de satisfacer las expectativas de la población lectora y neolectora, 4. Promover y facilitar el acceso de la población a los materiales de lectura y 5. Estimular las investigaciones en torno a la promoción de la lectura.
En el 89 se crea la Comisión Nacional de Lectura (CNL) y en el 90 se ejecuta un programa de preparación docente para la promoción de la lectura. En el 91 se concierta el Plan Lector de Cajas Viajeras, resultado de la organización entre la Biblioteca Nacional, el Banco del Libro, Ediciones Ekaré y la Comisión Nacional de la Lectura, para incentivar la lectura en los niños de la primera etapa de la educación. Ya para 2003, el Estado adelanta el plan Todos por la Lectura, coordinado por el Centro Nacional del Libro (Cenal).
En abril de 2005, el Ipasme y su fondo editorial, ejecutan el plan Acerquémonos a la lectura, distribuyendo libros a la población y a bibliotecas públicas. Y en el 2006, se concretaron actividades como, Conversando con los escritores, organizado por el Fondo Editorial Ipasme y la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro).
LA LECTURA EN CIFRAS
En Venezuela no existen estudios específicos que determinen las tendencias del consumidor de lectura, de hecho no se conoce con certeza los flujos en la rotación de inventarios de las librerías del país. Sin embargo, el Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro (Cenal) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), realizaron un estudio en 2006, desarrollado sobre el comportamiento lector y acceso al libro en Venezuela. Los resultados de la investigación arrojan desde un principio resultados alentadores puesto que se indica que “los venezolanos presentan una alta disposición a la lectura, (…) alrededor del 50% practica la lectura todos los días de la semana, casi un 45% la ejerce de manera regular y tan solo un 4.1%, en periodo de un año se abstiene de leer”. El 47,4% de los encuestados aseguraron leer por gusto en tiempos de ocio, y el 33.8% de los mismos ven a la lectura como un pasatiempo. El venezolano prefiere leer en su casa, el 77% expresa su preferencia por la lectura en residencia y el 19.3% prefiere el sitio de trabajo como espacio de lectura.
En orden de preferencia son los periódicos, las revistas y los libros, las tres formas de lectura más concurridas por los lectores venezolanos, quienes señalan que sus impedimentos para leer son ocasionados por problemas de salud y falta de tiempo, con un 37,6% y 16,6% respectivamente. Al venezolano le gusta leer generalidades, las experiencias temáticas se reparten equitativamente entre todos los elementos consultados, puesto que 57,8% prefiere leer de todo un poco, esto teniendo en cuenta que el 73.5% de los lectores eligen sus temas de lectura, por interés particular.
Por otra parte, se destaca que es la compra el modo más frecuente para conseguir materiales de lectura con un 53.7%, y el préstamo le sigue con un 37.2%.
Casi la mitad de los encuestados (46,9%) gasta en materiales de lectura de carácter no académico entre 1 y 200 Bolívares Fuertes.
Si bien es cierto que el Estado ha hecho grandes esfuerzos pro alfabetizadores (millón y medio de alfabetizados) y pro lectura (106 millones de libros editados entre el 99 y 2006), es posible pensar que la semilla de la lectura aún no está arraigada, los sistemas básicos de promoción de esta actividad no se complementan, hogar y escuela formando niños y adolescentes lectores. Las bibliotecas, aunque repensadas, siguen lejos de un rendimiento ejemplar, que la constituya en un espacio cultural plenamente identificable, y continúan muy por debajo en la lista de preferencias del colectivo como sitio de lectura por placer.
TENDENCIAS DE LA LECTURA VENEZOLANA
Ya en 2005, el periodista Carlos Delgado Flores, en la edición 255 de la revista Producto, comentaba sobre la investigación de mercado elaborado por el Centro Nacional del Libro (Cenal), y del cual desprendía la idea de que “de acuerdo con el estudio, en Venezuela la lectura es un hábito que se transmite más eficazmente de padres a hijos, que en las escuelas, por lo que las estrategias de mercadeo editorial deberían enfocarse en las familias de lectores, para aprovechar el canal del libro escolar para el de interés general y reforzar el posicionamiento del libro como un bien de consumo familiar”.
Por su parte, la periodista Marialcira Matute, moderadora del programa televisivo Librería Mediática e investigadora en la temática de la lectura, considera que si en la casa no se refuerza la intención de leer, es “prácticamente imposible que ningún plan público o privado de promoción de lectura tenga resultados tangibles, el hábito debe crearse en el hogar, acompañado de la asistencia de docentes preparados para asumir esa responsabilidad”.
Mientras tanto, la producción de material de lectura sigue creciendo, sólo en 2006 se imprimieron 18 millones de ejemplares, y fundaciones editoriales como El Perro y La Rana del Ministerio de la Cultura, en par de años han publicado 500 títulos, 32 millones de ejemplares y a precios que van desde 1 a 5 Bolívares de los fuertes.
Cifras ofrecidas por la Organización latinoamericana de Integración (Aladi), indican que a partir de 2004 la importación de libros desciende 10%, por lo se apuesta por la autoría local y el aumento del tiraje nacional, “apuesta que en 2004 realizó el Grupo Editorial Alfa, la editorial Random House Mondadori, con la colección Debate, las ediciones nacionales del Grupo B, el surgimiento de la Editorial Criteria o el interés del Grupo Santillana por desarrollar una colección dedicada al hecho venezolano” asegura el periodista Carlos Delgado Flores quien agregaba que estos “son movimientos generados por la creciente demanda de lectores autónomos, por la oportunidad de producir textos a costo local y por la conciencia de la necesidad de afinar el mercadeo para reducir el tiempo de rotación de inventarios”.
Ahora bien, se reproducen libros, pero ¿se forman lectores? “Le lectura empieza en casa, pero debe ser reforzada en la escuela, por eso pienso que en el nuevo currículo educativo debe constituirse la lectura en una materia obligatoria, tan importante como matemática o biología, para brindar las herramientas necesarias en el reconocimiento de un buen o un mal libro y para enfrentar la información recibida”, expresa la periodista y especialista en el tema, Marialcira Matute.
Y LAS BIBLIOTECAS
El movimiento bibliotecario de la nación toma fuerzas significativas desde 1977, con la transformación de la Biblioteca Nacional en Instituto Autónomo, tanto así que en 1985 ocurre “uno de los sucesos más importantes para el desarrollo de las bibliotecas públicas en América Latina y tiene lugar en Caracas, se realiza bajo la convocatoria de la UNESCO y el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional. En este histórico encuentro se produce la Declaración de Caracas, que instará a trabajar por el libre acceso a la lectura y en la formación de un lector crítico y creativo”.
En la actualidad, desde la Biblioteca Nacional de Venezuela se asegura que hay “727 servicios bibliotecarios, distribuido en 24 Redes Estadales Públicas (una red por estado), de las cuales 4 se han constituido en Institutos Autónomos de Bibliotecas Públicas e información estadales, Mérida, Nueva Esparta, Miranda y Lara (…) El Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas tiene presencia con infraestructura bibliotecaria en 296 municipios de los 335 que conforman la organización política territorial del país, lo cual representa el 88%. Ello significa que disponemos de bibliotecas públicas en 538 parroquias de las 1093 que conforman estos municipios (…) El sistema se asienta en 134.300 mts2 de construcción, 36.350 puestos lector y dispone de una colección de 4.303.209 volúmenes, las otras redes funcionan como dependencias adscritas a las Secretarías de Cultura o Educación de las Gobernaciones de los Estados”.
El estado Bolívar cuenta con 23 espacios pertenecientes a la infraestructura de la Red Nacional de Bibliotecas, y 4 en el municipio Caroní. La biblioteca pública Andrés Eloy Blanco de la UD-104, mudada a Vista al Sol, la biblioteca Bicentenario del Natalicio del Libertador en Los Olivos, la Miguel de Cervantes de Villa Brasil, y el salón de lectura Mario Briceño Iragorry de Villa Colombia.
HACIENDO CULTURA
Muchos connacionales estamos de acuerdo en que todos los debates y conversaciones populares de la realidad y porvenir de Venezuela -esos ajenos al tan codiciado centimetraje mediático y al protagonismo político- concluyen en el tema de la cultura. ¿Cómo hacer para acabar con la corrupción, con la mafia, con el vivito de siempre, con el irresponsable, con el insensible, con el anti parabólico? Cultura, lectura, creatividad, crítica.
Un buen ejemplo de iniciativas, pequeñas o grandes, no importa, iniciativas al fin, la encontramos aquí mismo en Latinoamérica. En 2005, en Nezahualcóyotl, una populosa colonia de la Ciudad de México, la alcaldía llevó adelante una novedosa política para la preparación de sus funcionarios policiales, 1200 en ese entonces, que consistía en leer para ascender. "Puede ser que alguien sea muy diestro en la parte policíaca, que reúna todos los requisitos, pero si no lee entonces no tiene derecho al ascenso, se quedará dónde está (…) No se les obligará a que lean, si no lo hacen no les pasará nada, pero se quedarán dónde están" declaraba el alcalde Luis Sánchez Jiménez.
Este es solo un ejemplo, aplicable en todos los niveles e imperioso ante nuestra realidad, un fenómeno generacional, que no permite más aplazamientos. Jorge Luis Borges insistía en que “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro, todos los demás son extensiones de su cuerpo, sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria” es hora de que la venezolanidad haga de esa invención su inseparable báculo.
Sin embargo, la biblioteca no es considerada como el lugar preferido de lectura del venezolano, y son “los lugares de residencia (77.0%) y de trabajo (19.3%) los espacios preferidos para la lectura” esto según el Estudio sobre Comportamiento Lector y Acceso al Libro en Venezuela, realizado en 2006 por el Centro Nacional del Libro (Cenal).
De la Red Nacional del Conocimiento se desprenden datos interesantes. En Venezuela, una de cada cincuenta personas es autor, y hay un editor por cada 38 mil. Un sitio de venta de libros por cada 16.776 personas, un infocentro por cada 107.370 personas, una escuela por cada 860 personas, y una biblioteca pública por cada 35.216 personas.
“En el país hay unas 700 bibliotecas públicas y desde el 99 se empezó a repensar el sistema nacional de bibliotecas, que no contaba con presupuesto suficiente, eso se ha ido corrigiendo, pero es un proceso a largo plazo” así lo indica la periodista Marialcira Matute, quien agrega que una gran parte de esas instituciones dependen directamente de gobernaciones, que muchas veces, las descuidan por intereses políticos.
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2 comentarios:
Muy bien sustentado la base de datos y el artículo. Considero que aparte de todos estas formas y maneras de promover la lectura, una de las más indispensables es la del profesorado a nivel medio diversificado, puesto que no lee. Existe muchos que si lo hacen pero estamos claro que hoy en día, la manera de promover lectura los profesores la han dejado recaer sobre especialistas de las asignaturas de Castellano y Literatura, cosa que son muy poco los que aplican estrategias para su divulgación.
Por cierto aprovecho la oportunidad para denunciar el estado de abandono en el que se encuentra la Biblioteca Publica Miguel de Cervantes ubicada en Villa Brasil,Puerto Ordaz estado Bolívar le hacemos un llamado a los entes gubernamentales para que se aboquen a recuperar el espacio, presenta filtraciones de techo, entre otras; es lamentable que por negligencia de la Bibliotecaria encargada sra Magbis Toledo quien sustrajo mesas y sillas sin rendir motivos a la comunidad, cometiendo acto de delito de bienes publico.
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