lunes, 19 de mayo de 2008

En el nombre de Dios (I, II, y III)



En una nueva fase fecundativa, las religiones en todas sus modalidades siguen expandiendo el abanico de opciones, y entre mezclas y divisiones se reparte la fe

Investigadores religiosos y teólogos anunciaban en los años setenta que el mundo viviría un proceso de secularización importante, que las sociedades se irían desvinculando progresivamente de las religiones, y que los seres humanos entenderían la vida independientes a lo religioso y lo divino, todo esto provocado por el desarrollo de nuevas tendencias globales direccionadas por la racionalidad científica, la modernización económica y el desmoronamiento de las iglesias. Hoy se puede decir con propiedad que ese fenómeno no llegó nunca a concretarse, por el contrario, en la actualidad el mundo asiste como de emergencia a la influencia espiritual y experimenta un exacerbado protagonismo de la religión en las relaciones geopolíticas, traducido esto en las persistentes luchas étnicas, segregaciones, integrismos y guerras en nombre de Dios.

LA RELIGIÓN HOY
“Por primera vez en la historia, el Vaticano reconoce que el catolicismo ya no es la religión que agrupa al mayor número de fieles en el planeta, es el islam la religión que ocupa el primer lugar” esto se dejaba ver en el sumario de una reciente nota publicada por la BBC. Hoy por hoy se calcula que el 19,2% de la población mundial es musulmana, y el 17,4% es cristiana católica. El monseñor Vittorio Formenti, vocero de la máxima institución católica atribuyó esa estadística al creciente valor demográfico de regiones asiáticas y africanas.
Miguel Cruz, autoridad en el tema y escritor del libro “Historia del Pensamiento en el Mundo Islámico”, asegura que las razones de ese fenómeno pasan por la existencia de mayor eficiencia en las misiones islámicas en África, así como por el hecho de que muchas naciones de ese continente prefieren atar lazos con los países árabes que con sus antiguos colonizadores, a esto se le agrega el factor migración, que es una tendencia tomada por ciudadanos de países en vía de desarrollo a países desarrollados sin abandonar su religión, ejemplo de ello es el notable crecimiento de colonias paquistaníes tanto en Inglaterra como en Norteamérica, así como en Francia, donde hay 6 millones de musulmanes repartidos entre tunecinos, marroquíes y argelinos.
Ahora bien, cuando se suman todos los cristianos, entre ortodoxos, anglicanos, católicos y protestantes se habla de 2000 millones de creyentes, un 33% de la población mundial, según cifras aportadas por el estudio etnocultural presentado en 2006 por la Naciones Unidas.
De toda la población católica el 50% hace vida en América. En Estados Unidos las preferencias religiosas se reparten en un 56% de protestantes y un 26% católicos. México cuenta con 90% de católicos y 5% protestantes, en Brasil, por su parte, hay 75% de católicos y 10% de protestantes, en Argentina, conviven el 91% de católicos, con un 7% de protestantes, y un 2,3% de musulmanes. Y según cifras manejadas por el gobierno, en Venezuela, entre el 92 y el 96% de la población es católica.
En un estudio hecho por Carles Vilar, autor de “Creencias y Creyentes” y vocero de la Red Internacional de Estadísticas Religiosas, se señala que en Venezuela, “la religión de María Lionza (Espiritismo, politeísmo, sincretismo indio) está difundiéndose por todas las áreas urbanas (…) La población negra no ha conseguido formar una religión sincrética como en Brasil o Cuba aunque tienen ritos propios y una devoción exacerbada por ciertos santos (…) Últimos datos del gobierno muestran que el 75% es católico y el 18% es protestante”.
Por otra parte está un elemento religioso interés del protestantismo, los evangélicos como comúnmente se les conoce en Venezuela, difuminándose en nuestro continente de manera acelerada, “Al hablar del pentecostalismo y del movimiento carismático neopentecostal nos referimos a uno de los fenómenos socio-religiosos que más llama la atención en los últimos 25 años en América Latina” afirma el teólogo colombiano Harold Segura Carmona, quien además agrega que “su rápido crecimiento, su entusiasmo evangelizador, su asimilación de la cultura popular dentro de su liturgia, y su indiscutible dinamismo ministerial, explican con sobradas razones la importancia de su presencia en el mundo evangélico de hoy (…) en Brasil los evangélicos y protestantes sostienen ser el 18 por ciento de la población, unos 22 millones, mientras en Chile hay un 25 por ciento, y desde 1960 han duplicado su proporción dentro de la población en Paraguay, Venezuela, Panamá y Haití (…) En ese lapso los evangélicos han triplicado su proporción demográfica en Argentina, Nicaragua, y República Dominicana y la han cuadriplicado en Brasil y Puerto Rico, en Colombia y Ecuador se han sextuplicado y en Guatemala, se han septuplicado”.

VENEZUELA: FERVIENTE MEZCLA
María Eugenia Talavera, investigadora y profesora de la Universidad Simón Bolívar, en su estudio “Las Religiones Populares en Venezuela”, afirma que “hoy nos encontramos frente a una transformación religiosa de las sociedades, lo que algunos estudiosos han de llamar recomposición religiosa” y la que entiende como causante de que las manifestaciones en nuestro país estén ligadas a diversas divinidades como diablos, ángeles, santos, animas, vírgenes, más las conmemoraciones colectivas como la semana santa, las fiestas populares en honor a un santo patrono, así como las apariciones de vírgenes, rituales y cultos y las innumerables prácticas adivinatorias.
De que vuelan, vuelan. Ese dicho es muy común entre los venezolanos, católicos en su mayoría, y aunque son prácticas sancionadas por la iglesia “los venezolanos creen en la reencarnación, la buena suerte, las malas influencias, en las almas de los muertos, los santos, en diversos cultos populares como María Lionza, así como en la lectura del tabaco y las cartas” afirma en su estudio Talavera, quien agrega que nosotros “creemos en la práctica de recuperación de la muerte propia de nuestro pasado animista africano (…) creemos en la proyección sobre los espíritus o los humanos las causas de cualquier problema de la vida ordinaria (…) creemos en pedirle a los santos para que resuelvan nuestros problemas por lo que se les rinde homenaje, les adora y venera (…) creemos en ir a la casa de algún elegido a leerse las cartas o consultar las Orishas (…) de igual manera tendemos a comprar el periódico sólo para leer el horóscopo del astrólogo del momento” y es que el venezolano mezcla lo naturalmente opuesto, ritos mágicos y religiosos se cruzan, tal es el caso del infaltable azabache, obsequio imprescindible en la celebración del bautismo, ahuyentador del popular mal de ojo.
El documento emanado por la quinta conferencia general del episcopado Latinoamericano y del Caribe, ha de darle algunas causas a este fenómeno de la recomposición religiosa. La misión actual de la iglesia es evangelizar, “para rescatar y formar a un católico no sólo de nombre, sino de convicción” destaca en Monseñor Mariano Parra. En el capítulo dos del documento se advierte sobre la realidad de América Latina y el Caribe, que viven grandes cambios estructurales, y entre los que se identifica como agente determinante a la globalización, y su elemento más vertiginoso: La ciencia y la tecnología.

APARECIDA informa:
Del artículo 37 al 40, se habla de la necesidad de admitir que la globalización ha menoscabado la “preciosa tradición” del pueblo latinoamericano, puesto que la fluidez de transmisión de las tradiciones culturales se vio afectada, y entre ellas también la experiencia religiosa que resulta difícil de transmitir a través de la educación y la belleza de las expresiones culturales. “Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar”. Por otra parte se habla de los efectos de que la ciencia y la técnica sean expuestas exclusivamente al servicio del mercado con criterios únicos como la utilidad, eficacia y rentabilidad. Y quizás uno de sus elementos más controvertidos sea la interpretación de una nueva colonización cultural “por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos los sectores” es la cultura del consumo, intensificando la lógica del individualismo pragmático y narcisismo. Al final se reconoce en ese documento elaborado por cientos de obispos católicos de todo el continente, que la globalización ha sido el gran protagonista en la confusión y perdida de valores contemporáneos, puesto que “conducida por un criterio que privilegia al lucro y estimula la competencia, la globalización sigue una dinámica de concentración de poder y riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobretodo de información y recursos humanos, lo que produce la exclusión”.

El tema religioso es tan espinoso como apasiónate. Interesante resulta tratar de explicar como en un país eminentemente católico pueden subsistir otras creaciones populares derivadas, incluso, de la misma cristiandad, y que representan anomalías para el ente rector de nuestra religión colectiva, el Vaticano, por no hablar del resto de las corrientes religiosas producto de los reclamos medievales luteranos y calvinistas o de los caprichos monárquicos de Enrique VIII. Hoy, católicos, evangélicos, luteranos, anglicanos, musulmanes y judíos, todos en Venezuela, portan banderas que ondean con los vientos del imaginario popular, del de que vuelan, vuelan, del mal de ojo, de la mala suerte, de de animas, espíritus e incluso próceres de la independencia protectores y milagrosos.

HABLANDO DE MEZCLA
Del documento publicado en 2007 por la iglesia católica de Venezuela, producto del concilio plenario que durara diez años, se desprenden algunos temas sensibles a la discusión, como por ejemplo en el que se desprende textualmente que: “La Iglesia, en una Venezuela que se profesa mayoritariamente católica, percibe que en su seno no existe plena coherencia entre fe y vida, porque no se conoce suficientemente su mensaje ni se practican integralmente los valores del Evangelio. Esto se concreta particularmente en lo relativo al valor de la espiritualidad cristiana, y al discernimiento de las relaciones con otras creencias y prácticas religiosas”.
“Yo soy de una familia católica, me bautizaron, incluso hice la confirmación, sin embargo con el tiempo entendí que de verdad no era practicante y no había una influencia real en mi vida, que la iglesia católica era una institución fría, por llamarla de alguna manera, y que sus métodos de enseñanza de la palabra para mi eran totalmente obsoletos, y me fui por otros caminos por pura curiosidad, así llegué a los evangélicos” nos comenta Noelyn López, joven estudiante que ha conocido de cerca la experiencia en tres corrientes religiosas diferentes dentro del cristianismo.
Este fenómeno no es único, y mucho menos exclusivo a la deserción católica, es multidireccional, va en todas las direcciones y con todo tipo de consecuencias. “La idea de la iglesia hoy, es revangelizar, es convertir en verdaderos católicos aquellos que lo eran solo de nombre, por lo que se tienen proyectos que van a la formación de pequeñas comunidades donde se viva la fe más en pequeño, para llegar a todas las masas, creando estructuras de participación donde se estudie la palabra de Dios con mayor dedicación” sostiene el monseñor Mariano Parra, obispo de la Diócesis de Ciudad Guayana.
“Hoy estoy practicando el luteranismo, porque lamentablemente tampoco encontré la dicha espiritual con los cristianos bautistas, quizás porque se perdía mucho el tiempo en la forma y no en el fondo, no creo que se deban prohibir tanto las cosas, creo más en la libertad y expansión de pensamiento, aunque tengo bellos recuerdos y amistades de esa experiencia, tampoco fue del todo satisfactoria” comenta Noelyn López, sobre su experiencia con los evangélicos.
El documento emanado del concilio plenario de la iglesia plantea una serie de desafíos para la institución religiosa, y en el desafío 5 se expresa que “la falta de coherencia entre la fe y la vida plantea, al creyente y a la Iglesia, el desafío de un testimonio de la persona y el mensaje de Jesucristo en la vida cotidiana, particularmente en aquellos ámbitos donde se diseñan, comunican y organizan las matrices culturales. Al mismo tiempo, estructurar una acción evangelizadora-institucional de la Iglesia más coherente y efectiva, por medio de una pastoral de la cultura”.
“Ahora me siento totalmente segura de mi espiritualidad, encontré mi sitio con los Luteranos que son gente linda, amables, no te obligan a pertenecer a su religión, sólo te muestran el camino y tú decides y eso es lo que nos gusta a los que por nuestra propia voluntad decidimos pertenecer a este grupo, el no sentir obligación sino invitación” asegura la joven creyente Noelyn López.

LOS EVANGÉLICOS SIGUEN CRECIENDO
Ante el notable crecimiento de los templos y número de adeptos de los cristianos evangélicos, “No hay que dejarse llevar por el triunfalismo, detrás de ese arrollador caudal se esconde una mezcla de riesgos, peligros o amenazas, junto a las masas anhelantes de una verdadera fe evangélica caminan los movimientos exóticos, el fanatismo irracional, el caudillismo autoritario, las emociones manipuladas, en fin, una tendencia que convierte las expresiones espirituales en excesos que preocupan, y una religiosidad que convierte el seguimiento radical de Jesús en una simple mercancía de consumo” afirma el teólogo colombiano y pastor evangélico Halord Segura Carmona.
El Consejo Evangélico de Venezuela está conformado por 78 miembros, entre organizaciones eclesiásticas, iglesias locales independientes y entidades de servicio, sin embargo no se conoce con precisión el número de seguidores evangélicos del país, posiblemente debido a la diversidad de modalidades y corrientes.
"El pentecostalismo es cuantitativamente la manifestación más significativa y cualitativamente la expresión más vigorosa del protestantismo latinoamericano (…) La Enciclopedia Cristiana Mundial estima que su membresía suma 51 millones, otros, incluyendo a los carismáticos anglicanos, católicos y protestantes, los hacen llegar a 100 millones, estas cifras sorprenden, si tenemos en cuenta que el año 1900 no existía una sola iglesia pentecostal en el mundo” expresa Segura Carmona.
Sin embargo, ¿Quién es quién? ¿Cómo se reconocen las diferentes corrientes evangélicas? Una creyente anónima, hace algunas reflexiones entre las diferencias entre una y tendencia: Hay tres líneas principales, pentecostales, bautistas y carismáticos, “la diferencia está en la forma de interpretar la Biblia por cada uno de estos grupos, en realidad el fin principal de cada movimiento religioso es el de volver a encontrarse con dios, o tener un acercamiento más profundo con él”.
La diferencia radica en la forma y formalidad: “Para el pentecostal el evangelio es parte fundamental de su vida, cada persona es un evangelizador, con la Biblia en mano, fuera de hacer partícipe a sus integrantes de experiencias espirituales que según su fe son guiadas por el espíritu santo (…) El bautista cree que la Biblia es el único libro entregado por dios a los hombres, por lo tanto es el único libro a seguir para modelar la conducta y la vida del hombre, por lo que y probablemente son unos de los grupos que creen en el modelo creacionista y en Adán y Eva de forma fáctica (…) Y el carismático, aunque sigue los planteamientos de la Biblia son a mi parecer uno de los grupos más liberales con respecto a los anteriores, porque también creen en su integración con el mundo moderno, la ciencia y las artes, no son tan apegados a la letra del libro, si no que dedican tiempo para su interpretación”.

Tendencias hacia el futuro:
En el Concilio Plenario de Venezuela se determinó que: El desarrollo científico-tecnológico continuará siendo una variable cultural planteando nuevos y más profundos retos y consolidando la primacía de lo artificial sobre lo natural y la masificación frente a lo personal. La perspectiva de prolongación, en el mediano plazo, de la bonanza petrolera, permite prever la consolidación de la mentalidad rentista, reforzada por una política de distribución paternalista de la riqueza que va contra el surgimiento de una auténtica cultura del trabajo productivo, socialmente autónomo y éticamente responsable. La valoración adecuada del conocimiento científico y tecnológico, al igual que la transmisión de todo lo relativo a la herencia cultural y religiosa de nuestro pueblo, se convertirá en una contribución decisiva al desarrollo socioeconómico y cultural de la humanidad, al logro de la justicia social y a la promoción de la dignidad humana. Si esto no es tenido en cuenta, existe la amenaza tanto de aislarnos del mundo como de perder el enraizamiento en la experiencia histórica heredada. La globalización agudizará la tensión entre la vigencia y profundización de lo universal y la necesidad imperiosa de referencia a lo local, cotidiano y experiencial. No hay una sola forma de ser venezolano ni de expresar culturalmente lo religioso católico. Hay una nueva manera plural de estar en el mundo que debemos intuir, desarrollar y promover.

EL SUSTENTO DE LA RELIGIÓN
El Reporte Internacional de Libertad Religiosa de 2004 asegura que en según las estimaciones del gobierno, en Venezuela, el 70% de la población es católica, 29% son protestantes, y el restante 1 por ciento practica otras religiones o es atea. El Consejo
Evangélico venezolano estima que los protestantes son el 9% de la población, no menos de 2 millones de personas. Hay pequeñas pero influyentes comunidades judías y musulmanas. La capital, Caracas, tiene una mezquita grande, y la comunidad judía del país es muy activa. Por otra parte, las iglesias protestantes son los grupos religiosos que más rápidamente han crecido en el país. Hay un estimado de 4,000 misioneros extranjeros que requieren visas especiales para entrar en el país. Generalmente no se niega la entrada a los misioneros, pero muchos se quejan que el proceso para obtenerla a menudo toma meses o años debido a la ineficacia burocrática.
El año 1964 el gobierno de Venezuela y el Vaticano acordaron la subvención a la institución católica nacional. Según el mismo reporte internacional, respaldado por el Buró de la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, “los oficiales gubernamentales enfatizan que todos los grupos religiosos registrados son elegibles para consolidar los apoyos a servicios religiosos, pero más dinero va a las organizaciones católicas porque sus porciones asignadas son fijas, y el presupuesto se limita a 700 millones de bolívares. Se fijan siete grupos protestantes para recibir un total de 21 millones de bolívares para ser desembolsado a medio año, y por primera vez, el movimiento sincrético de María Lionza, un culto popular que mezcla creencias africanas, indígenas, y cristianas, recibirá 10 millones de bolívares”.
Por otra parte, el reporte hecho en 2004 concluye con que “el gobierno proporciona anualmente aproximadamente 1,2 mil millones de bolívares en subsidios a las escuelas católicas y a programas sociales que ayudan a los pobres. Otros grupos religiosos son libres de establecer y dirigir sus propias escuelas, sin embargo, los únicos subsidios oficiales que estas escuelas reciben son para las reparaciones”.
En otro orden de ideas, se asegura que “el cuerpo de capellanía militar se comprende exclusivamente de sacerdotes católicos. Aunque se permiten a los miembros de servicio de otros grupos religiosos asistir a los servicios de su fe, no tienen el mismo acceso a miembros del clero que los miembros de servicio católicos. En 2000 la Suprema Corte estableció que organizaciones religiosas no son parte de la sociedad civil y por consiguiente no pueden representar a los ciudadanos en la corte ni ejecutar sus propios actos procesales. Aunque la iglesia católica expresó su preocupación por la decisión, ésta no ha tenido el efecto en la conducta de la misma”.

MEZCLA EXPLOSIVA: RELIGIÓN Y POLÍTICA
En 2006, el reconocido periodista Emil Domec, escribía sobre la combustible relación “fe, Dios y política, son decisiones que impulsan campañas en todo el mundo, determinan agendas internacionales y la fe es la clave como pieza esencial en el rompecabezas mundial. En la bandera verde esmeralda de Hamas reza: No hay más Dios que Dios, y Mahoma es su profeta”.
Y es que la influencia política de la religión ha quedado al descubierto en innumerables fases de la historia, espacios y circunstancias determinadas. El actual Papa advertía recientemente sobre el deber de la misma al asentar que “la Iglesia no debe hacer política, pero sí formar conciencias y enseñar los grandes criterios, si la Iglesia comenzara a transformarse directamente en sujeto político, no haría más por los pobres y por la justicia, sino que haría menos, porque perdería su independencia y su autoridad moral, identificándose con una única vía política y con posiciones parciales opinables (…)”.
Latinoamérica ha sido escenario permanente de esa mezcla. En 2006 Bolivia, con la llegada de Evo Morales a la presidencia se experimenta una vorágine de acontecimientos que no dejan de lado el tema religión. “La intención de implantar un nuevo modelo educativo y la instalación de la Asamblea Constituyente, han puesto en el centro del debate este tema que ha enfrentado al Gobierno y a las iglesias” afirmaba la corresponsal de la BBC en La Paz, Mary Vaca, quien agregaba que “según las iglesias, el gobierno pretende poner la cosmovisión andina por encima de cualquier otro credo (…) Los evangélicos, incluso, hablan de que se busca un estado fundamentalista indígena, y los católicos entienden que el plan de descolonización del estado quiere borrarlos del escenario (…) Por su parte, el gobierno reconoce que quiere quitarle protagonismo a la iglesia católica, pero no para imponer la visión andina, sino para que, al menos tres credos sean tratados en igualdad de condiciones”.
Venezuela por su parte, aún no supera los episodios polémicos en la relación política y religión. Tanto el Episcopado Católico como el Foro Evangélico venezolano han demostrado marcadas diferencias con la actual administración, ejemplo de ello se muestra en el documento del concilio plenario terminado en 2007, donde se afirma que “un Estado centralista, dispendioso, ineficiente, paternalista, repartidor de bienes y servicios, no ha generado una cultura más positiva de participación, de empleo y de trabajo productivo (…) la pérdida de credibilidad en la institucionalidad política, social y jurídica, ha llevado a la tentación constante de salidas fáciles y autoritarias, de lo cual abundan ejemplos en nuestra historia, basadas en liderazgos personalistas, a ratos carismáticos y hasta mesiánicos. El populismo y el clientelismo no han permitido la madurez política y democrática de la gente, que se mueve más por el afecto que por la racionalidad”.
El gobierno, por su parte, en voz del propio presidente de la nación ha respondido con un “hay unos farsantes manipulando, algunos son obispos católicos, ahora salieron unos supuestos líderes evangélicos, pero estoy seguro de que la gran mayoría de los verdaderos cristianos evangélicos y de los verdaderos católicos estamos con la reforma y vamos a votar por el sí” refiriéndose en su momento a la contienda electoral del pasado diciembre.

El Papa vs capitalismo y marxismo:
El Papá Benedicto XVI ha dejado recientemente,10 claves para América Latina, y en la número 6 sostiene que “El marxismo y el capitalismo hicieron promesas falsas y lo sufren las personas (…) Tanto el capitalismo como el marxismo prometieron encontrar el camino para la creación de estructuras justas y afirmaron que éstas, una vez establecidas, funcionarían por sí mismas, afirmaron que no sólo no habrían tenido necesidad de una precedente moralidad individual, sino que ellas fomentarían la moralidad común. Y esta promesa ideológica se ha demostrado que es falsa. Los hechos lo ponen de manifiesto. El sistema marxista, donde ha gobernado, no sólo ha dejado una triste herencia de destrucciones económicas y ecológicas, sino también una dolorosa destrucción del espíritu. Y lo mismo vemos también en occidente, donde crece constantemente la distancia entre pobres y ricos y se produce una inquietante degradación de la dignidad personal con la droga, el alcohol y los sutiles espejismos de felicidad”.

ROMPIENDO PARADIGMAS
Siempre al final de la historia, no queda sino reflexionar sobre lo que tenemos y lo que queremos. Sin ser el más idóneo personaje para esclarecer el tema de la religión y sus excesos, por el contrario, siendo quizás agente de mayor confusión, de Friedrich Nietzsche, se pudiera rescatar el génesis de los grandes errores del hombre de los que hablaba “no hay error más peligroso que confundir la consecuencia con la causa, yo lo llamo la auténtica corrupción de la razón. Sin embargo, ese error es uno de los hábitos más viejos y más jóvenes de la humanidad, entre nosotros está, incluso, santificado, lleva el nombre de religión y de moral”.
La clave está quizás, como dijera el Papa, en no cruzar los límites de cada espacio, política y religión haciendo su trabajo paralelamente, mas no fusionados. En el nombre de Dios es hora de requerir el bien común, la mayor suma de felicidad posible, sin importar el libro sagrado que leas o el profeta que sigas, la misión es la humanidad y el humanismo, libertad, progreso, respeto, consenso en el camino de un mundo sano y libre de excesos y exclusiones.

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