domingo, 15 de junio de 2008
BOLA FRANCA (Mi columna dominical de béisbol)
BOLA FRANCA
El Natural. Empecemos con un agradecimiento. En cuenta de 3 bolas, un strike, 1 out y con hombre en la inicial en el mismo primer episodio, ante el lanzador zurdo de los marlines, Mark Hendrickson, George Kenneth Griffey, mejor conocido como -El Natural-, Ken Griffey Junior, a los 38 años de edad conectó su cuadrangular número 600.
Griffey, uno de esos superdotados del deporte, de grandes dotes genéticos, excelso dentro de ese fenómeno contemporáneo de los peloteros completos, entró en su primer roster grandes ligas junto a Omar Vizquel, en 1989, con los Marineros de Seattle, donde figuraban piezas como, Mickey Brantley, Darnell Coles, Alvin Davis, Randy Johnson, Edgar Martínez y Jay Buhner.
Debutó un 3 de abril como quinto bate con el número 24, y cobró 68mil dólares ese año, en el que jugó 126 juegos, consiguiendo 120 hits en 455 turnos, 16 vuelacercas, 23 dobles, 16 estafadas y 61 carreras impulsadas, nada mal para un novato.
El oriundo de la ciudad de Donora en Pennsylvania, fue la primera selección del draft de 1987, y ha sido un tormento para los pitchers durante 20 temporadas, se ha ido para la calle en todos los parques de la gran carpa, y en casi 10000 visitas al plato colecciona un promedio de bateo de 289, 550 en slugging, un porcentaje de embasado de 374 con 1730 impulsadas de por vida, más que notable, sobretodo si tenemos en cuenta que las lesiones han sido su karma sus últimos 8 años.
Ken Griffey Junior más allá de sus 10 guantes de oro consecutivos entre el 90 y el 99, de su premio al más valioso de la Liga Americana del 97, de sus 7 bates de plata, de sus trece escogencias a juegos de estrellas, de sus 8 días seguidos conectando vuelacercas, de sus 9 temporadas con más de treinta jonrones, y 11 con más de 90 impulsadas, es querido y respetado por colegas, prensa y fanaticada, y es que dentro de sus múltiples triunfos están los recibidos por su esmerado servicio a la comunidad, 5 premios Roberto Clemente dentro de los Mariners y Reds, reconocimientos de la Fundación Make-A-Wish y el premio A. Bartlett Giamatti.
Está en la élite, escogido como el pelotero de la década de los noventa, seleccionado para el equipo del siglo en sus 29 años, tiene consigo el histórico promedio de 571 en juegos de estrellas, y es el primero en hacer dupla con su padre en las mayores. Su swing raya en la perfección, ágil, potente, de gran reacción, completo en todos los aspectos del juegos, inmaculado del mundo de los esteroides, hoy -El Kid- es uno de los últimos héroes del deporte ¡Se te agradece Junior!
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“Si una mujer debe elegir entre atrapar un elevado y salvar la vida de un niño, ella elegirá salvar la vida del niño sin siquiera considerar si hay hombres en base” Dave Barry.
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Factor mental. Dónde está la respuesta a muchas de las contradicciones que vemos hoy, cuando equipos rebosados de caballos y con nóminas de 150 y más de 200 millones de dólares se pelean el último puesto de su división. Leo Durocher, piloto salón de la fama del béisbol, decía “algunos tipos son admirados por venir a jugar, como dice el dicho, yo prefiero aquellos que vienen a matar” en el buen sentido de la palabra. En una era donde los estándares de calidad y competitividad son generalizados, los peloteros cumplen un patrón casi definido en talla, peso, poder y velocidad. La diferencia está en lo mental, y en menor medida en lo emocional. Entonces el manager ganador es un motivador, el que pide al pelotero que no se conforme con elevar su promedio, que aunque cobré 12 millones al año se faje en cada aparición, por el equipo.
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“Todo lo que necesitas es amor y un poco de béisbol” John Lennon y yo.
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