martes, 25 de marzo de 2008

La basura: peligroso cóctel de calamidades (I y II)


Declarada emergencia nacional en 2001, constantemente diagnosticada y tratada, la basura es el primer problema ambiental de venezolanos, víctimas y victimarios de su propio flagelo

También en 2007, el deficiente manejo de desechos sólidos domésticos se consagró como el principal problema ambiental de Venezuela, según la opinión de 245 expertos ambientales consultados anualmente por la organización conservacionista venezolana, Vitalis. Y es que, un peligroso cóctel de calamidades que van desde la inconclusa infraestructura de recolección y disposición, insensibilidad e ignorancia ciudadana, infructuosas gerencias municipales, inconvenientes hábitos de consumo colectivo hasta una visión a futuro limitada, constituyen algunos de los elementos que enturbian la pronta solución de la problemática. Ciudad Guayana no le es esquiva a esa realidad, sin embargo el servicio empieza a normalizarse y crece el optimismo.

VENEZUELA EMBASURADA
Una de las dificultades globales contemporáneas está relacionada con el tratamiento y disposición final de los desechos sólidos. Venezuela es parte de ese contexto y encuentra en la falta de planificación estructural su causa primaria.
La Organización Panamericana de la Salud en su estrategia de cooperación 2007-2010 con el Estado, expone que “Venezuela llegó a la década actual arrastrando varias décadas de no planificación ni inversión urbana”, de allí la insuficiente plataforma sanitaria que ha dejado al 72% de los municipios adoleciendo de un sistema efectivo para la disposición final de la basura.
El crecimiento de la población y el acelerado aumento del poder adquisitivo a principios del presente siglo, determinaron la desproporcionada variación de los niveles de consumo, detonante de la crisis de basura a partir de 2001.
En el informe 2000-2001 de Vitalis, los especialistas concluyen que la naciente situación responde a la "alta capacidad de generación, limitada conciencia de la población en torno al problema, sistemas de reciclaje subutilizados, colapsados o inexistente y deficiente gestión de las autoridades".
En 2001 se generaban solo en la zona metropolitana de Caracas, 3.500 toneladas diarias de basura y ya en 2003 se alcanzaban las 5.000 toneladas al día. Los mecanismos de recolección fueron rebasados y la estructura colapsó, “Más del 80% de los desperdicios permanecen expuestos en nuestras ciudades”, afirmaba entonces el presidente de Vitalis Diego Díaz.

CRÓNICA DE UN DESASTRE
Ciudad Guayana, tradicionalmente limpia y ordenada, se contagió de la misma enfermedad y entró en terapia intensiva, también en 2001. Sin embargo las razones van más allá de lo estructural. Hagamos retrospección del asunto. Salvo aisladas experiencias de algunas entidades autónomas, como es el caso de la Compañía Anónima Municipal de Limpieza Urbana Guayana (Camluga), operativa los años 79 y 80, bajo la administración del Concejo Municipal presidido por Jesús González, hasta finales de la década pasada, el servicio de aseo urbano estaba en manos de la CVG, encargada de financiar y ejecutar la limpieza, barrido, recolección y disposición final de los desechos domésticos y comerciales de la ciudad.

EL INICIO
El 11 de marzo de 1998, la empresa internacional Sabenpe firma el contrato de concesión con la Alcaldía de Caroní, donde se definía su obligación de prestar servicios de “recolección, transporte y disposición final de residuos sólidos y patológicos, limpieza urbana y las operaciones relacionadas con el cobro de las tarifas correspondientes a estos servicios”.
El convenio se finiquitó en los linderos del mandato municipal de la alcaldesa Pastora Medina, quien les confió el trabajo por catorce años. “La compañía llegó con una flota completa y de primera, 27 unidades en total cumplían la recolección y el barrido, incluso el mecánico”, asegura el ex director de servicios de concesión de Almacaroni, Rafael Zerpa, quien para ese entonces fuese empleado de Sabenpe.
Hasta finales del 2000, Sabenpe rindió en su compromiso con las ocho parroquias que le fueron asignadas y ya había adelantado niveles de funcionalidad del relleno sanitario. “Se estaba usando como relleno, se hacían las fosas, se compactaba y se separaban con arcilla las placas, incluso se adquirieron doce fumarolas para tratar los gases generados”, asegura Zerpa.
Pero la tradicional caída y mesa limpia, propia en las transiciones gubernamentales de la historia política venezolana, no se hizo esperar. El gobierno de Briceño le puso el ojo al aseo urbano que hasta ese momento, al menos, no era protagonista mediático. El 26 de diciembre del 2000, la alcaldía rescinde el contrato de concesión y ordena a Eleoriente la suspensión de pagos que su recaudación otorga a Sabenpe, todo esto, alegando el recurso de reconsideración.

EL CONFLICTO
Sabenpe denuncia una deuda de 12 mil millones de Bolívares de los débiles y al mismo tiempo se desentienden de 444 trabajadores. Se desata el pandemonio y explota el caos en Ciudad Guayana. Trabajadores en huelga, cierre de las puertas del vertedero de Cambalache, personas quemando basura en las calles, voluntad política desaparecida, el resultado, una ciudad inundada en sus propios desechos.
El 28 de mayo de 2001, se modifica el contrato de concesión reduciendo el espacio operativo de Sabenpe de ocho a sólo tres parroquias, además se prescinde de su servicio de barrido manual en todas las parroquias y la administración del relleno sanitario Cambalache.
Cambalache pasa a manos de una empresa de maquinarias pesadas y vuelve a sus andanzas como vertedero. Y Briceño le da inicio a su plan bandera, “Ciudad Bonita” que haría todos los trabajos de barrido, limpieza y desmalezamiento de la ciudad.
Para la recolección y traslado de los desechos de las parroquias de San Félix se contrató a Tecniclean, empresa que traería “equipos antiguos, camiones de doble eje y güinche mecánico, obsoletos ante la cantidad de toneladas generadas”, afirma Zerpa. La nueva contratación también falló y se fue. Hasta Colombia fue a parar el alcalde, para traerse a LIME, Limpieza Metropolitana, exitosa en el manejo de los desechos sólidos de la ciudad de Bogotá. Sin embargo su experiencia en Guayana fue similar a la de Tecniclean. La inversión de la empresa fue muy limitada y su margen de acción era poco significativo.
Transcurría el 2003 y la cura no llegaba, mientras tanto, la ciudadanía tenía que conformarse con escuchar de Briceño cosas como “La ciudad debe saber que el servicio de aseo urbano no es un problema de la Alcaldía sino de los ciudadanos (…) el 80% de los guayaneses no paga aseo urbano (…) no es responsabilidad nuestra la crisis del aseo urbano (...) hice todo lo que tenía que hacer, ese conflicto no es responsabilidad de la Alcaldía”.

ENTRE PROPUESTAS
La Dirección Regional del Estado Bolívar de Fundacomun, en 2005, propuso a las alcaldías de Heres, Caroní y Piar lo siguiente: La parroquialización del servicio de aseo urbano con las siguientes características: 1. Tomando como referencia la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Descentralización de los Servicios Públicos, y la Ley Orgánica sobre Desechos y Residuos Sólidos, adecuar la ordenanza municipal.
2. La parroquia organizada en cooperativas, solicitan la licitación del servicio en esa parroquia y proponen hacer la limpieza, como servicio pagado por la alcaldía, y la recolección como servicio pagado por el usuario, y cada casa o comercio separar los residuos y trasladarlo a un centro de acopio propio de cada cooperativa para la preparación previa a la comercialización. La cooperativa le entrega los desechos biodegradables al transporte, servicio que paga el usuario, pero que lo haría la alcaldía u otra empresa que licite el servicio.
El camión va al relleno sanitario, servicio que paga la alcaldía y se procesaría menos basura porque todo lo reciclable lo administra la cooperativa. La cooperativa cobra el servicio de recolección a los usuarios y la alcaldía cobra el transporte. La alcaldía le puede exonerar o no, el pago de un monto por la licitación. La alcaldía no tendría que pagarle nada a la cooperativa porque esta hace el cobro y se administra sola. El resultado: menos desechos para el relleno, más puestos de trabajo y el dinero reinvertido en la propia comunidad.

La municipalidad se encarga de los desechos y se empieza a normalizar el servicio, pero los niveles de consumo no disminuyen, mientras seguimos sin reconocer las bondades del reciclaje.

En la edición anterior hacíamos un recuento de la evolución de la problemática de los desechos sólidos en Ciudad Guayana y cómo se llegó a la situación actual. Los resultados de las gerencias municipales incompatibles unas con otras, los trágicos efectos de la transición gubernamental, la insensibilidad de la empresa privada y la poca voluntad política, configuraron el gris panorama de una ciudad que alguna vez se consideró entre las más limpias de Venezuela.

LOS RESULTADOS
Se fue Briceño y llegó Clemente. Se recibía el 2004 con la misma incertidumbre sobre la realidad de la basura, solo que ahora, se generaba mayor cantidad de desechos. La nueva administración heredaba una deuda multimillonaria con Sabenpe y con una inexistente plataforma propia para el servicio de aseo urbano.
La política de la municipalidad se enmarcó en la reconciliación, en este caso con Sabenpe. “Se le canceló una buena parte de la deuda y se le ratificó el servicio, pero con la condición que invirtieran en una nueva flota y subieran el rendimiento”, explica Rafael Zerpa, encargado de la Dirección de Servicios de Concesión en ese momento.
Sabenpe, esta vez, no cumplió, invirtió menos de lo esperado, la operatividad se hizo mediocre y la disposición, negativa. “A LIME le hicimos un seguimiento en la frecuencia, porque empezaron a fallar, poco a poco le dimos menos parroquias, hasta que acordaron irse (…) no se estaba haciendo el trabajo”, recuerda Zerpa con respecto a la corporación colombiana. Ese año se recolectaron 159 mil toneladas de basura, Sabenpe recogió 94 mil, LIME 41 mil, y los operativos de la Corporación de Servicios Patrióticos Sociales de Almacaroní (CSPS), colectaron 22 mil toneladas. El déficit no se conoce, pero la crisis continuó.
A partir de 2005 la gestión municipal encaminó la gerencia de la situación con miras a normalizar el servicio, cancelando cuanto antes la deuda de Sabenpe, adquiriendo equipos nuevos para darle poder de acción a la CSPS y reemplazar a Sabenpe, contratando a cooperativas.

EN EL INTENTO
Hoy, la CSPS a través de la Coordinación de la Gestión Integral de Manejo de Desechos Sólidos se hace cargo de la basura en la ciudad. Ha contratado a la empresa Semain para cumplir con el servicio del Core-8 y Las Amazonas, sólo cuentan con cuatro compactadoras, a su contrato le quedan 500 toneladas para expirar y se le paga a 80 Bs. F la tonelada.
A seis cooperativas se les asignó las zonas residenciales de San Félix. “Unas hacen el trabajo completo de recolectar y trasladar la basura, aunque en camiones inadecuados, sanitariamente hablando”, comenta el Ing. José Gelvis, Coordinador de la Gestión Integral de Manejo de Desechos Sólidos, quien explicó que las plataformas no cuentan con la estructura física para contener los líquidos que producen los desechos, conocidos técnicamente como lixiviados.
Otras están compuestas por personal de apoyo a las compactadoras de Almacaroní, que son los sujetos que van montados en las plataformas de los camiones. A las cooperativas se les paga por tonelada recolectada, con un valor de 66 Bs. F la unidad.
La división de desechos sólidos de la CSPS de Almacaroní cuenta con 11 compactadoras operativas, cubriendo las rutas más críticas de la ciudad, entre ellas, todas las avenidas, el centro de San Félix y las zonas residenciales más grandes de Puerto Ordaz. Solo tiene contratados a choferes, supervisores y personal logístico, y de mantenimiento en general.
Por su parte, Sabenpe hace lo que puede, o quizás lo que quiere, con poco menos de cinco camiones operativos, mientras, sigue cobrando todos los meses en la facturación de Eleoriente.

CUÁL ES EL PLAN
El pasado mes de octubre se presentaron los resultados, por iniciativa de la alcaldía, correspondientes a las necesidades del colectivo, distribuidos en las 12 parroquias del Municipio Caroní y sus respectivos consejos comunales.
Los desechos sólidos se constituyeron en la segunda prioridad de la ciudad, solo después de la inseguridad. En base a ese estudio, se conformó el presupuesto 2008.
“Hemos creado un plan trimestral, que arrancará en febrero, coordinado desde la necesidad de la comunidad, para cumplir objetivos específicos en cada parroquia”, precisa el Ing. Gelvis.
La CSPS está coordinando junto a los comités para el manejo de residuos y desechos sólidos, la recolección bajo tres elementos generales: dirección de operaciones, dirección de mantenimiento y dirección de educación y participación ciudadana. Todo esto enmarcado en lo que llaman, el Plan Operativo General por Parroquia.
En un intento por conseguir la normalización del servicio y terminar con el estado de emergencia, se proponen definir con la ciudadanía los requerimientos de cada comunidad, según sea sus necesidades y condiciones naturales.
Horarios, rutas, frecuencias, equipos, personal e información deberán ser especificados por parroquias. “Si una comunidad entiende que necesitarán pipotes, conteiners y palas, se le deberá hacer llegar y si requieren que el horario para sacar la basura sea a las 6, a esa hora deberá pasar la compactadora”, comenta Gelvis sobre cómo ha de desenvolverse esta nueva estrategia. Para apoyar la operatividad, se espera el proceso de licitación de 18 compactadoras que ya están presupuestadas.
Todo esto está montado sobre una base jurídica, representada en la Ordenanza Municipal sobre el aseo urbano, domiciliario y manejo integral de los residuos y desechos sólidos, sancionada en junio de 2006 y de la cual aún se espera el respaldo procedimental correspondiente.
Por ahora, la dirección de Educación y Participación Ciudadana, presidida por el Lic. Alberto Malavé afina detalles para emprender la campaña de educación ambiental y conocimiento de la ordenanza. “Están bienvenidos a unirse a esta nueva propuesta, a acompañarnos constructivamente, porque la realidad de los desechos sólidos es responsabilidad de todos”, decía Malavé exhortando a los medios de comunicación social a unirse a la campaña de sensibilización ciudadana.
Recalca que las comunidades son protagonistas del proceso, por eso hay afinar detalles y ordenar los sistemas operativos. “Los camiones para trasladar la basura no están en condiciones por lo que necesitamos compactadoras, tambores y bolsas plásticas, porque estamos contaminando más cuando recolectamos que dejando la basura en la calle”, asegura Roberto Méndez, representante del comité de desechos sólidos de la parroquia Dalla Costa. Pero por otro lado, la vocera del comité desechos sólidos de la parroquia Yocoima, Carmen Gómez, dice “Aquí está todo listo para empezar a reciclar, la recolección es óptima, y la compactadota cumple con su ruta, ya tenemos el centro de acopio habilitado, solo nos falta el camión para trasladar lo reciclable, en cuanto lo tengamos empezamos a separar los desperdicios”, mostrando una situación un poco más alentadora.

ENTRE PROPUESTAS
Dentro de las muchas recomendaciones del experto en desechos sólidos y gestión ambiental, Rafael Zerpa, la independencia institucional en el manejo de los residuos es fundamental. “Para cambiar un turno a un trabajador o para comprar un equipo de urgencia, dependía de muchos factores, al final se perdía mucho tiempo en el proceso”, explica Zerpa sobre su experiencia en la gestión ambiental municipal.
Es recomendable la creación de un servicio autónomo, una compañía anónima especializada en aseo urbano adscrito a Almacaroní, pero con presupuesto propio y estructura definida. Que sea capaz de cumplir con todas las fases del proceso de tratamiento de la basura, desde corresponsabilizar a la ciudadanía con campañas de sensibilización y aplicación de multas hasta la recolección, limpieza, transporte y disposición final, incluso manejo del relleno sanitario.
Un buen ejemplo, de resultados tangibles se encuentra en el Estado Lara, específicamente en Barquisimeto. “Instituto Municipal de Aseo Urbano y Domiciliario de Barquisimeto (IMAUBAR), este ente descentralizado es el encargado de planificar, programar, organizar, dirigir, controlar y en general prestar servicio y gestionar todo lo relativo a la recolección, transporte, disposición, tratamiento y comercialización de los desechos y desperdicios de cualquier índole dentro del ámbito del municipio” así lo exponen en su sitio web. “De esa manera el municipio podrá contar con un servicio estable y sostenido en el tiempo, que no se venga abajo cada vez que cambien de alcalde” agrega Zerpa.

239 mil toneladas se recolectaron en 2007
52 mil correspondieron a Sabenpe, (32 mil toneladas menos que en 2006)
42 mil colectó Almacaroní colectó
6 mil recolectó SEMAIN
138 mil toneladas, fueron recolectadas por las cooperativas

Las causalidades del sistema de aseo urbano rebasado son múltiples, y aún cuando se pueda limpiar la ciudad, a largo plazo, la clave está en la corresponsabilidad ciudadana.

Innumerables las causas, diversas las soluciones. Hasta ahora no se ha encontrado la salida a la generación, manejo, recolección, recuperación y disposición final de los desechos y residuos. Pero solo se atacando la raíz, gerenciando la consolidación de la corresponsabilidad ciudadana y estructuración de organismos especializados en todas las fases del proceso de la basura, incluyendo la administración del relleno sanitario, se conseguirán beneficios sostenidos en el tiempo.

ENCUENTRA LA CAUSA
Ya la Organización Panamericana de la Salud, en 1983, certificaba algunos de los problemas comunes con el tratamiento de la basura en los países latinoamericanos, entre ellos destacan, la carencia de planes y programas, recursos humanos insuficientes o mal capacitados, recursos físicos insuficientes o mal aprovechados, legislaciones incompletas u obsoletas, estructuras e instituciones débiles, limitada autosuficiencia financiera, aplicación de tecnologías inapropiadas, poca importancia dada por parte de autoridades, limitada participación de la comunidad, falta de coordinación intersectorial e intermunicipal, expansión acelerada de zonas marginales.
“Las causas más comunes relacionadas a la problemática de los desechos sólidos están entre los modelos de consumo y las condiciones del sitio o la urbe donde se desarrolla”, asevera el experto en protección ambiental Rafael Zerpa. Venezuela ha alterado extraordinariamente sus hábitos de consumo, ampliando la generación de desechos a cifras históricas.
Según las proyecciones ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadísticas, el Municipio Caroní contaba con 772 mil habitantes, por lo que cruzándola con las cifras brindadas por CSPS, el año pasado cada guayanés generaba 800 gramos de basura diariamente. Es la misma proporción propia de un natural de Caracas en 2003, que es una población de poco menos de 3 millones.
Probablemente lo más preocupante está en el hecho de la poca capacidad de prácticas de minimización, como reutilizar envases, el reciclaje y la separación de desechos. Sin embargo, algo es cierto, la causa suprema está arraigada a los niveles de conciencia y corresponsabilidad ciudadana. No sería conveniente pensar que el venezolano tenga deplorables costumbres sanitarias, pero sí, que no parece importarle ni la manera de producir el desecho, ni el compromiso por el mismo.
VEINTITRÉS AÑOS Y CONTANDO
En un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud en “33 ciudades latinoamericanas, se determinó que en 57% de ellas la basura va a parar a rellenos sanitarios y en 29% a rellenos semicontrolados. El 14% restante corresponde a residuos vertidos en botaderos clandestinos y a la disposición en las vías públicas donde no hay recolección”.
Ciudad Guayana y su sempiterno Cambalache están dentro de ese catorce por ciento. El proyecto Cambalache entró en ejecución en 1985, precisándose un término de vida útil de 12 años, y un periodo provisional de uso de 3 años.
No obstante aún persiste, como vertedero y foco de innumerables calamidades sanitarias y sociales. “Hace más de veinte años, ya le recomendábamos a las autoridades cerrar Cambalache, porque no era un terreno idóneo” comenta el vicepresidente de la Sociedad Conservacionista de Guayana, Francisco Valdez Mederico.
Su cercanía con el río lo hacen un terreno propenso a la percolación y posible contaminación de las aguas subterráneas, y existe una alta probabilidad de que el Orinoco esté siendo, en este momento, seriamente afectado por el conjunto de elementos tóxicos resultado del irresponsable tratamiento de sólidos, líquidos y gases en Cambalache.
Aunado a esto, está el drama social que ahí se vive. Recientes estudios de la UNEG revelan precarias condiciones de la población aledaña al vertedero. Exposición a gases peligrosos, producto de la quema de desechos. Escuelas y residencias carentes de los servicios públicos básicos como el agua potable, servicio eléctrico y servicio de excretas y aguas servidas.
Por su parte, la seguridad es nula dentro del propio vertedero. Mafias controlan el comercio de reciclado, y comunidades indígenas enteras, hacen el trabajo de selección y separación para la venta a particulares, por supuesto, sin ningún tipo de control de sanidad.
El informe anual 2006-2007de Provea sobre los derechos a un ambiente sano hacen una mención especial al “inadecuado tratamiento de los desechos médicos en el Estado Bolívar y la violación del decreto 2218, el cual obliga a que sean manejados de una forma específica, pues de lo contrario se pueden ocasionar problemas de salud en quienes los manipulen y en las comunidades aledañas adonde se los deposite”.
“El Ministerio del Ambiente y la Dirección de Proambiente de Almacaroní ya adelantan un proyecto del nuevo relleno sanitario que debe estar funcional para principios de 2009”, afirma Rafael Gelvis, funcionario de la CPSP. Se plantea la habilitación de un terreno de 9 kilómetros en el sector de “Patillal” en la vía entre Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, lo que requiere, obligatoriamente, centros de transferencia.

EL CAMIÓN PASA Y LA BASURA VUELVE
José Castillo, con más de quince años supervisando los procesos de limpieza y recolección de basura de Ciudad Guayana, asegura que “la pronta normalización del servicio del aseo urbano dependerá de la colaboración (…) la gente tiene que entender que hay un horario determinado para disponer la basura en las aceras, de manera que el camión tenga que pasar una sola vez y dejar todo limpio”, de esta manera se aprovecha y aumenta el rendimiento del personal y el equipo de recolección.
“En el centro de San Félix uno pasaba a las 6 y dejaba todo como nuevo y ya a las 7 estaba todo igual o peor”, explica Castillo, y es que los comerciantes y residentes de la ciudad deben adaptar su horario de disposición de los residuos al horario de las rutas y frecuencias de la compañía de aseo.
Por las avenidas y calles principales las compactadoras pasan dos veces al día, todos los días y en las zonas residenciales el servicio es ínter diario. Castillo asevera que los puntos críticos de la urbe son las avenidas Manuel Piar y Dalla Costa, así como las calles Guarapiche, principal de Unare, la principal de Castillito, y las zonas residenciales Villa Africana, Barrio Guayana, Los Olivos, Curagua y Caujaro.

CUESTIÓN DE TODOS
Innumerables son las posibilidades y estrategias para la solución del problema de los desechos. Sin embargo, todas pasan y coinciden en el no ensuciar, y eso depende los elementos generadores: las personas. La responsabilidad ciudadana es primordial, pero debe ser provocada e incentivada por la gerencia municipal encargada del tratamiento de los desechos sólidos, por el Estado en general, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Educación.
Los planes de sensibilización deben brindar información, desde qué es y qué no es basura, cuál es su ciclo de vida, sus fases, entre ellas, la separación y reaprovechamiento de la misma. Promover el reciclaje y la recuperación y reúso de los desechos. Seguir acelerando y perturbando los patrones del consumo, apaciguarse ante los insensatos hábitos de disposición de residuos y esperar a que disminuya y se deteriore la flota de equipos para la recolección, es el camino del que debemos escapar desde ahora mismo.

PONTE LAS PILAS
La ordenanza municipal sobre el aseo urbano domiciliario está lista y solo faltan detalles para ponerla en marcha. La ordenanza sigue los patrones del desarrollo sustentable y la producción más limpia, propuestos en los convenios internacionales y la Ley Orgánica del Ambiente. Estas son algunas consideraciones sobre las prohibiciones y sanciones. Diez cosas que no debes hacer:
1. Arrojar residuos, desechos sólidos o cualquier otro material en calles, aceras, islas de avenidas, parques, plazas, en fin, en cualquier lugar público no destinado para la disposición de los mismos.
2. Abandonar en calles, aceras, estacionamientos o cualquier lugar público, materiales de construcción.
3. Quemar residuos o desechos sólidos en el área urbana o sus adyacencias. 4. Arrojar sobre aceras, calzadas o lugares públicos, aguas servidas y desperdicios líquidos. 5. El abandono de vehículos en lugares públicos.
6. El abandono de animales enfermos, heridos o muertos en lugares públicos o terrenos privados en estado de abandono.
7. Arrojar a la calle la basura proveniente de los inmuebles.
8. Lanzar desde vehículos, panfletos, cromos, propagandas o publicidad.
9. Colocar en los recipientes destinados al depósito, residuos tóxicos o explosivos.
10. Colocar en los recipientes objetos cuyo peso o volumen dificulte el traslado, animales muertos y excrementos, escombros de materiales de construcción, desechos peligrosos de origen hospitalario y chatarras de gran volumen.
Las sanciones van desde amonestaciones verbales o por escrito, orden de limpieza y reparación de daño y multas en unidades tributarias que van desde las 3UT a las 500UT, que por cierto subieron su valor a partir de enero de 2008.

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