martes, 25 de marzo de 2008
Ni la escuela escapa del licor
Fomentar cultura de paz es otro de los desafíos del sistema educativo nacional, y la acelerada distribución e ingesta de alcohol son algunas de sus barreras en el camino.
La escuela es uno de los tres pilares formadores de conductas del ser humano, junto con la iglesia y la familia. Y es precisamente, el sistema educativo venezolano, que encara en la actualidad momentos de continua conflictividad social, a la que requiere dar respuesta generando cultura de paz, un elemento clave en dicha formación. Ante las tendencias mundiales del consumo de alcohol in crescendo y la desenfrenada distribución y bombardeo publicitario, ha de enfrentarse la escuela, que se ve cercada en todos sus frentes por la industria del licor.
ALCOHOL OMNIPRESENTE
Venezuela, entre otros de sus reconocimientos internacionales, ostenta el triste privilegio de pertenecer a la élite de consumidores de alcohol en el planeta, y en 2007 cada venezolano invertía 20% de su presupuesto familiar mensual para adquirir bebidas alcohólicas, según la empresa encuestadora Datos. El municipio Caroní no escapa de esa realidad, y no existe centro urbano que no esté plagado de ventas de licores, reglamentarias o no. Según cifras de hacienda municipal, en Caroní existen aproximadamente, 2000 expendios lícitos de sustancias alcohólicas, que van desde cantinas, bares, tascas, supermercados, abastos, botiquines, bodegones, hasta licorerías.
En nuestro municipio, donde habitan ochocientas mil personas, hay una relación de 400 expendios de licor per cápita, cuando según el reglamento de la Ley de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas la relación debería estar entre una licorería por cada mil personas y de una venta por copas por cada 2000 habitantes. Esta alarmante realidad puede ser corroborada con los resultados, no menos preocupantes, desprendidos de un estudio hecho en 2006, por los propios estudiantes de las 16 escuelas de Fe y Alegría en Guayana. Allí se concluyó que cada escuela de esa organización estaba rodeada al menos por 12 centros de distribución de licor, al mayor o al detal, legal o ilegal.
LA MEZCLA EXPLOSIVA
“A mi me frustra ver como mi hijo pasa la mitad del día recibiendo educación, y en cuanto sale a la calle a esperar su transporte tenga que ver y escuchar las obscenidades de los borrachos de la licorería de la esquina, entonces que de qué sirve el día de clases” asevera Rita Celis representante de un adolescente cuyo colegio está a solo metros de una licorería. Según la psicología universal, los diez primeros años del ser humano son clave para el resto de su crecimiento, y si no se les da suficiente momento y espacios a nuestros niños, quitándole lo que necesita y poniéndole lo que no le hace falta para su salud física y mental, imagina los resultados, diserta preocupada Luisa Pernalete, docente de Fe y Alegría y parte del programa de asistencia social de la institución educativa.
Ya desde la década pasada se consideraba como un fenómeno social el crecimiento desmesurado de la ingesta de alcohol, y más aún, la proveniente de la población juvenil, puesto que estudios de la desaparecida Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las Drogas (Conacuid), revelaban que en Venezuela se empezaba a consumir licor desde los 10 años, y que el 70% de los sujetos entre 12 y 20 años había consumido alcohol alguna vez en su vida, y de ese porcentaje el 13,2 % se había embriagado.
“El alcohol esta involucrado en el 50% de los homicidios y suicidios y el 40% de los accidentes de tránsito se deben a la ingesta de productos alcohólicos” se refleja en el estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hecho en Venezuela en 2006.
No es solo el consumo de alcohol, factor determinante, sino también la inexistencia de espacios y programas de recreación y el incremento de elementos perturbadores, lo que provoca una mezcla explosiva, afirma la docente Luisa Pernalete.
MANO DURA AL LICOR
Aunque en la actualidad el municipio está saturado y sobreexpuesto al expendio de licor, ya se van a cumplir tres años desde que se emitió la última licencia para la venta de bebidas alcohólicas. Desde septiembre de 2005, fecha en que se les transfiere a las alcaldías de todo el país la potestad de otorgamiento de licencias para expendio de licores, facultad originaria del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), la municipalidad de Caroní ha regulado la materia de licores. “Desde que se creó la división de licores en la hacienda municipal, se ha intentado hacer cumplir la ley, respetando los horarios y las especificaciones técnicas necesarias” asegura Lariel Díaz, director de hacienda municipal.
No solo no se han otorgado más licencias, sino que se empezó a respetar el horario establecido en la Ley de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas, donde se dispone la venta de productos de esta naturaleza de lunes a sábado de 9 am a 9 pm y prohibida la venta domingos y días feriados.
“Aquí no se respetó la disposición de expendios de licor en zonas industriales, zonas residenciales, cerca de colegios, hospitales, iglesias y hoteles, simplemente se creó un despelote, y hoy se ven los resultados” afirma Lariel Díaz. A raíz de esto, en cuanto se tuvo la competencia, se empezó un proceso de adecuación, que consistía en la renovación de licencias, solo si se cumplen con los requerimientos sanitarios y de bomberos, así como el pago de los tributos, agrega Díaz.
DESCONOCIMIENTO O DESINTERÉS
El director de hacienda municipal, Lariel Díaz, asegura que solo bastaría un documento por escrito emitido por la dirección de un colegio o cualquier otra institución amparada por la ley, manifestando el malestar causado por un establecimiento donde se venda licor a menos de 500 metros de dicha institución, y donde se presenten situaciones perjudiciales al proceso enseñanza aprendizaje y todo lo que éste involucra, para que la municipalidad tome carta en el asunto y se disponga a trasladar al expendio de alcohol a la distancia reglamentaria. “Ahora no sé si trata de un asunto de ignorancia o inconveniencia, pero invitamos principalmente a las instituciones educativas a usar los mecanismos que le brinda la ley y las instituciones, para empezar a resolver esta problemática” expresa Díaz.
La coordinadora educativa del municipio escolar de Caroní, Morelys Monroy, asegura que hasta el sol de hoy, no han tenido queja o reclamo al respecto, que no ha llegado a la defensoría escolar ninguna denuncia de perturbación de licorería a colegio o escuela, más sin embargo, está consciente de que si es un tema preocupante, visible e incluso, alarmante. “Ni padres y representantes, ni direcciones de instituciones privadas o públicas han hecho uso de su derecho, pero de ser así, aquí estamos listos con la defensoría escolar para canalizar la denuncia junto con la alcaldía” complementa Monroy, quien además deja claro que los directores de las instituciones tienen esa información, y que están claros que no deben funcionar licorerías cercas de los colegios, aunque no está demás emprender una campaña con los supervisores por parroquia para reorientar a los directores.
Monroy entiende que si se quiere formar al nuevo ciudadano, integral, crítico y humano, es necesario atacar este tipo de situaciones que contribuyen a la perdida de valores, y hace un llamado a los licoreros para que cumplan con sus horarios, así como al concejo legislativo, del cual esperan invitación para formar parte de las mesas de trabajo en la discusión de la nueva ordenanza en materia de licores.
ORDENANZA PARADA
Ya se van a cumplir tres años desde que la cámara legislativa del municipio Caroní recibiera los primeros proyectos de ordenanza en materia de licores, propuestos tanto por la hacienda municipal como por la asociación de licoreros de Ciudad Guayana. “Ellos no tiene ningún interés de promulgar esa ordenanza, porque ya lo hubiesen hecho” afirma Lariel Díaz, coordinador de hacienda municipal, quien afirma que el proyecto presentado por su oficina, cuenta con el respaldo de un numeroso grupo de especialistas en el asunto, por lo que se constituyó en un proyecto novedoso y muy completo.
Por su parte, la concejala Trina Gruber, representante de la comisión de economía social de la cámara legislativa, anticipa que el proyecto de ordenanza ya pasó por primera discusión, ahora mismo se va empezar el proceso de mesas de trabajo para después ir a segunda discusión, pero que el proceso se ha dilatado porque se ha tenido que comparar ambos proyectos y corregir múltiples errores de forma, porque no todo el mundo sabe presentar una ordenanza.
La concejala, también hizo mención a la creación de mesas de trabajo, en las que numerosos representantes de las comunidades tuvieron derecho de palabra al respecto, y de las que se sacaron conclusiones importantes, todo esto, sin contar con la presencia de hacienda municipal, aunque fueron invitados. “Afortunadamente, contamos con un presidente de la asociación de licoreros muy pensante y comprometido son la sociedad, como lo es el señor Florentino Muñoz, quien ha presentado un proyecto muy interesante, preocupado siempre por el correcto funcionamiento de las licorerías” afirma la concejala Gruber.
Se hizo una mezcla entre la propuesta de licoreros y de hacienda, asegura Gruber, más algunas precisiones hechas por nosotros desde la comisión de economía social. El punto clave en el proyecto de los licoreros pasa por la expansión de los horarios de venta al público, aún por encima de Ley de Licores, puesto que pretenden poder vender sus productos los domingos y feriados de 9 am a 2 pm, y en supermercados los domingos de 8 am a 12 m. Ese punto fue acogido en el proyecto mixto de los concejales. “Particularmente te puedo asegurar que la prohibición de ventas los domingos incrementa la venta ilegal de licor” asevera Gruber, por lo que es preferible permitir la venta los domingos, quien además confirma que este año se sanciona la ordenanza, no se tiene fecha, pero no pasa de 2008.
EL LICORERO DICE
La asociación de licoreros de Ciudad Guayana se puesto en movimiento como nunca antes desde 2005, incluso hasta promovieron una caravana por la ciudad en 2006, de la que aún está fresco el recuerdo de vehículos pintados con consignas como: Alcalde, no me quites mi licorería, y personas demandando mayor libertad para el gremio de licoreros. El presidente de esta asociación, Florentino Muñoz, comparte la preocupación de su gremio ante el inminente perjuicio que causaría la instalación de un expendio de licores a menos de 500 metros de una institución educativa, más sin embargo, también acusa la constitución de colegios y escuelas posteriores a la licorería, lo que considera una actitud irresponsable y ajena a su control.
“Hoy en día estamos trabajando para evitar que los licoreros no cumplan con los horarios de venta permitidos y para detener el consumo frente a nuestros locales, pero siempre hay un grupito que no se apega a las leyes” expresa Muñoz, ese grupito afecta al resto del gremio. Pero por otra parte se está en plena lucha para extender los horarios de venta al público y de que se reconozca que la competencia en materia de licores ya no pertenece a la alcaldía, sino al ejecutivo nacional, según la segunda reforma de la Ley de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas, sancionada el pasado 3 de octubre, informa Florentino Muñoz, presidente de la asociación de licoreros de Guayana.
Ciertamente, esta segunda reforma, plantea en su artículo 4, que la regulación en materia de licores queda reservada totalmente al Poder Público nacional. No obstante, este decreto presidencial con rango de ley, no ha empezado a ejecutar. “Ni el director del Seniat nos supo dar respuesta de cuándo se va a empezar a aplicar el decreto, y cuándo le van a quitar la competencia a la alcaldía”, dice Muñoz, quien además afirma que la venta ilegal va por un 26% de aumento, porque lamentablemente el alcalde no ha querido entrar en razón, ante algunos de nuestros planteamientos.
EL DRAMA SOCIAL
Las tendencias de incremento en el consumo nacional de alcohol tiene que relación directa entre otras cosas con que “los esfuerzos realizados han sido insuficientes, uno de los factores que ha influido en este sentido ha sido la falta de coordinación entre las instituciones involucradas, se evidencia la necesidad de diseñar y poner en marcha programas preventivos intersectoriales dirigidos a los grupos de mayor riesgo, especialmente en la edad de inicio del consumo; Ante la relación del consumo de alcohol y los accidentes y violencia se debe promover la formulación de políticas públicas saludables que permitan apoyar los cambios de comportamientos” se decía desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su plan de cooperación con Venezuela 2006-2008.
Y más allá, de ese planteamiento institucional, está el irrenunciable factor corresponsabilidad ciudadana. La solución está en el compromiso social, de todos los actores, ya sean, consumidores, gobierno, distribuidores y comerciantes, en poner adelante los intereses de la nación y de sus habitantes, de las nuevas generaciones y del hombre nuevo.
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