martes, 25 de marzo de 2008
La leche pasa y nada que se queda (I y II)
El tesoro lácteo sigue en su vaivén, mientras tanto el Gobierno sigue importando y los productores buscando la fórmula de seguir en el negocio sin perder utilidad.
¿Hay leche? le murmura la doña a la empleada del supermercado, quien le responde tediosamente ¡pase mañana! Esa es otra de las tantas escenas protagonizadas por los venezolanos en una de las novelas con más rating del momento, la de la leche. El mercado de leche en Venezuela está en constante fluctuación y no se termina de normalizar el flujo del producto, las razones diversas: aumento del consumo nacional y del precio internacional, competencia desleal, precios controlados, acaparamiento y contrabando, excesivos costos de los insumos de producción, inseguridad jurídica y personal del medio ganadero, importaciones descontroladas, infraestructura agrícola deteriorada y la casi imperceptible asistencia científica y técnica en los centros de producción, representan gran parte del vocabulario recurrente en la trama de la búsqueda del tesoro lácteo.
PRODUCCIÒN NACIONAL EN DECLIVE
Por diversas razones Venezuela ha venido sufriendo una constante caída tanto de la producción como del consumo, a partir del inicio de la década pasada. Cifras ofrecidas conjuntamente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Cámara Venezolana de Industrias Lácteas (Cavilac) muestran que en los ochenta, una persona consumía un promedio de 130 litros de leche por año. La década de los 90 representó un declive de ese mismo consumo, que bajó a poco menos de 50 litros, puesto que el promedio anual en el pasado decenio fue de 88 litros per cápita. En 2004 cada venezolano consumió 66 litros al año, la mitad de los 120 litros recomendados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Paralelamente la producción disminuía su rendimiento. Desde 1993 Venezuela está en el último puesto de países latinoamericanos en vías de desarrollo, en producción de leche cruda, 40 puntos por debajo del promedio, también según cifras del INE y Cavilac, lo que contrasta, con el hecho de que hasta 2004, los productores venezolanos eran primeros en América toda, en precios recibidos por litro de leche, con 0,38 dólares por litro, el menor era Uruguay con 0.12 dólares el litro.
Algunas tesis disponen el génesis de la debacle en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, quinquenio en el que se eliminaron los subsidios a la industria ganadera. “Cuando se producían 3000 mil litros en la era de Lusinchi, en el gobierno de Caldera se terminó produciendo 400, el alimento concentrado lo subsidiaba el Estado en más del 50% por lo que una vaca lechera que se comía 5 kilos de concentrado terminó comiéndose nada” Asegura el productor ganadero Pedro Castro.
Desde de 1988, cuando se produjo un pico histórico de 1744 toneladas, se viene experimentando un franco derrumbe de la producción, para 2003 se produjeron 1007 toneladas. “El trabajo genético que se había hecho en Venezuela se perdió, trabajo hecho con pajuelas de altísimo valor genético logrado con razas de primeras, como Holstein, Pardo Suizo y otras razas nobles” afirma Castro. En el segundo gobierno de Rafael Caldera la ganadería nacional experimenta otra de sus grandes recaídas, las tasas de interés subieron estrepitosamente, y los productores llegaron a pagar 90 y 100 por ciento de interés anual sobre los créditos que tenían. Eso provocó un retroceso en la ganadería, vendiendo ganado para pagar, y para no perder las tierras se llegaban a 40 y 50 vacas para pagarle al banco, comenta Pedro Castro, ganadero de la región.
Hoy la ganadería, se desenvuelve en un marco situacional complejo y confuso. El actual Gobierno ha emprendido políticas anti latifundistas, otorgando créditos a pequeños y medianos empresarios, creando fábricas procesadoras de leche e importando grandes cantidades de leche en polvo en planes de contingencia para abastecer a la población. Por su parte, la ganadería lechera privada, ha tenido que enfrentar una serie de condiciones que van desde la regulación del precio del producto, el aumento irracional de los insumos de producción, inseguridad y desprestigio. Entre la guerra contra el latifundio, las invasiones, la inseguridad jurídica y personal y un ejercicio económico perjudicial, están las causas de la merma del producto en el mercado, “el año pasado atracaron esta finca y mi equipo de trabajo renunció totalmente, los insimenadores, ordeñadores y operadores de tanques, y los insumos no paran de subir, el alambre de púa, el nitrógeno para los tanques, los lubricantes, todo ha duplicado el precio” destaca Castro.
LA DEMANDA AUMENTA
En los últimos cinco años, aunque a niveles muy por debajo de los promedios de los ochenta, la demanda nacional del producto ha ido en crecimiento. “Hay que reconocer que la producción lechera nacional no satisface la demanda y el consumo per cápita ha aumentado, en algunos rubros hasta el 30%, lo que indica que existe mayor poder adquisitivo, por su parte, la población crece 500 mil personas por año”, Afirma Francisco Muradas, Presidente de la Federación de Productores Agropecuarios de Bolívar (Feproagro). La industria ganadera ha perdido la capacidad de procesar la suficiente leche en polvo, preferida entre los venezolanos, y entre las razones está la baja rentabilidad del negocio.
Casi la totalidad de la leche en polvo que se consume en Venezuela es importada, Cavilac informó las importaciones en 2007 fue de 130.000 toneladas, de las cuales 78.000 toneladas son adquiridas por la empresa privada y el resto por la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA), instituto del Estado. Paradójicamente la producción aumentó en un 24% pero el consumo los superó por el doble, según cálculos de Cavilac, se pasó de 1.388 a 1.724 millones de litros producidos, y el mercado demanda 2.200 millones de litros anualmente. Y sobre las cifras de la Federación Nacional de Ganaderos, en 2007, se produjo 1.200 millones de litros, pero el consumo fue de 2.400.
Por otra parte, el precio de la leche internacional ha triplicado su valor en un período de 2 años, por la colosal demanda mundial, liderada por mercado asiático. De 1500 dólares la tonelada paso a casi 6000. Se debe entender lo que significa que además de control de precios congelado desde 2003, ahora pretenden imponer control de mercado, ya que los productores deben entregar leche a las empresas oficiales por debajo del precio de mercado, afirma Jorge Ordóñez, consultor ganadero y editor de la Gaceta Ganadera, “Todos esos factores son más limitantes de la inversión en producción de leche que los altos costos de producción, puesto que tener que competir con leche importada con dólares preferenciales, sin aranceles, basta para desanimar a los productores de productos no regulados, por eso se importan más carros y celulares que los que se ensamblan aquí”.
De allí entonces, la ausencia constante de leche en polvo, y aunque el importador privado ha decidido no usar la licencia para traer el producto, para traer otro, aún así el negocio es rentable, según Ordóñez quien dice que “Las tasas de interés subsidiadas, los impuestos exonerados, los combustibles regalados, no bastan para convencer a los agentes económicos que inviertan en leche, pero los que están metidos en el negocio están creciendo como lo demuestra el precio alcanzado por las novillas de reemplazo”.
EL GANADERO DICE
Estadísticas de la industria ganadera señalan que solo el 30% del negocio nacional está dedicado a la leche. Nuestro problema ha sido básicamente, que pocas inversiones vienen al campo por la baja rentabilidad del negocio, si se tienen, cebo ganado, hago agricultura, crío ganado de doble propósito, y al final produzco leche, al momento de hacer la escogencia en tu esquema de producción has dejado de último a la leche, comenta Pedro Castro, productor de leche del Municipio Piar, quien complementa diciendo que “eso se debe a que es muy complicado desde el punto de vista de mano de obra y a la baja rentabilidad, por los costos de producción que tenemos, en virtud de que el alimento concentrado es importado y libre, porque nunca el gobierno le ha puesto una restricción de precio”.
En la Federación de Productores Agropecuarios de Bolívar (Feproagro) asegura que casi toda la leche fluida es para queso artesanal, el resto, un porcentaje minoritario para la planta Parmalat. Francisco Muradas, Presidente de la institución asegura que 16mil litros diarios producidos por 48 productores le venden a Parmalat, el resto, entre 40 y 45mil litros diarios, es para queso artesanal, queso duro, cincho, guayanés, dependiendo de las condiciones del año.
“Es el 35% de la leche fluida que se consume en Bolívar, se produce en el Estado, el resto viene de otros lados” afirma Muradas. Y es que la escasez del producto se desprende un problema integral, no hay acaparamiento, hay insolvencia en la producción y entre los factores que generan esa situación están, la inseguridad jurídica y personal, el costo de los insumos, fertilizantes, semillas, maquinarias, equipo de trabajo, lubricantes, repuestos, así como la vialidad agrícola que está en el suelo, interpreta el Presidente de Feproagro, quien expresa que el problema está en que “todo el mundo quiere intervenir en la distribución de alimentos, pero nadie en la producción, desde la AN, el Ejército, la Guardia Nacional, Pdval, Mercal, el Indecu”.
Por su parte, Julio Malavé, Presidente de la Asociación de Ganaderos de Upata, manifiesta su preocupación por las complicaciones de la parte operativa. “La cuestión pasa porque no hay animales, hace muchos años dejó de ser un negocio al producción de leche, entonces inventamos una figura de un animal de doble propósito, que no es chicha ni limonada, no es carne y no es leche”, Como se conoce, en el Gobierno de Pérez, se tenían 24 millones de cabezas, con el desbarajuste de caldera se llegó a 16, la presente administración las lleva en 11.
“Es necesario que nos subsidien para que una vez visto nuestro ejercicio económico nos completen, y que nos regulen nuestros insumos, lubricantes, repuestos y cauchos para tractores, alambre de púa, los medicamentos para animales, entre otros, sobre todo el alimento concentrado”, Asevera el productor Pedro castro, puesto que una vaca de 10 litros necesita 4 kilos de concentrado y una vaca de 20 litros 8 kilos de concentrado y los alimentos concentrados, subieron más del 80%, en 2006 estaban 22 mil hoy en 50 mil bolívares, y para cada litro de leche producido necesitas 3 kilos de concentrado.
EL GOBIERNO RESPONDE
La leche en polvo en todos sus tipos, sin incluir fórmulas alimenticias para lactantes, está en 9.360 Bolívares por kilo en sobre y 10.988 por kilo en lata. Y el productor primario debe recibir de la leche a puerta de corral 1.500 Bolívares. El gobierno ha emprendido una política dual en el manejo de la leche. Una estrategia se dirige hacia el control de una posible inflación generada por la competencia insana de empresas privadas y al acaparamiento y contrabando de algún sector, descartando que la razón de la escasez se deba al control de precios.
La otra estrategia se enmarca en la inversión en importaciones y acentuar el subsidio a los productores del campo. Por Puerto Cabello ya ingresaron 12.000 toneladas de leche, a esto se le debe sumar la entrada de 7.000 toneladas de leche en polvo y 4.000 de larga duración provenientes de Argentina mensualmente hasta junio. Por su parte, el Presidente de la República ha anunciado, la asignación 500 millones de dólares para planes de producción lechera nacional.
Entre esos planes están, un plan masivo de inseminación artificial a costo cero para el productor, un plan sanitario gratuito, alimentación subsidiada a las vacas inseminadas durante un año, dotación de unidades de ordeño y frío, y el subsidio la siembra y mantenimiento de pasto. Él mismo, detalló la pretensión de alcanzar la cifra de 9 millones de animales y la compra de un millón 560 mil unidades de inseminación, 650 mil toneladas alimento concentrado y 12 mil unidades del sistema de ordeño mecánico modular, todo esto bajo la figura del Fondo Nacional de Producción Lechera.
Julio Malavé, Presidente de la Asociación de Ganaderos de Upata, ha sido beneficiado por uno de los créditos otorgados para un sistema intensivo de producción de leche. “Me parece muy bien que el gobierno se esté ocupando de la producción de leche, porque los créditos no pueden seguir orientados únicamente a productores artesanales, también deben ir a donde la finca está establecida, donde se tiene un pies de cría formado, infraestructura, y debe ser otorgado a largo plazo, para que el productor tenga oportunidad de consolidarse y aumentar su productividad” comenta Malavé, sin embargo asegura que no basta sólo con el dinero otorgado, eso debe conllevar una asistencia técnica integral, en todo sentido, en nutrición animal, genética, reproducción y administración, acompañado del apoyo en la infraestructura y servicios públicos como la electricidad porque es necesaria para mantener activas las ordeñadoras mecánicas, tanques de enfriamiento y sistema de riego.
El crédito es concedido con 460 millones de Bolívares, para pagarlo en 5 años con dos años de gracia y tres años para pagar en cuotas mensuales de 13 millones, por se está trabajando en llevar el crédito a 20 años modificando la ley del crédito agrícola.
Según Malavé, es bien fuerte un crédito así, sobre todo para los pequeños productores, porque una vaca viene formándose a los 3 años y es cuando empieza a dar los picos de producción. La instalación de un sistema de riego, 48 animales, máquinas de ordeño, un termo de inseminación y un pozo en 6 hectáreas forman la base de esta figura.
Las agencias de prensas del Gobierno, han publicado, la aprobación un plan en el que se invertirán 1.300 millones de Bolívares fuertes destinados a recuperar 6.000 kilómetros de vialidad agrícola ganadera y rural, esto acompañado con la creación de una nueva empresa estatal, anunciada para febrero, dirigida a estimular el desarrollo genético para la producción de leche y carne.
Estos planes y estrategias están dirigidas a incrementar la productividad del sistema nacional de ganadería, pero existen preocupaciones como la del Presidente de la federación de Productores Agropecuarios de Bolívar, quien afirma que “lo malo es, que para recibir los créditos debes afiliarte a una asociación pro gobierno, y lo único que debería hacer falta para recibir un crédito es el aval que se tenga de estar capacitado para producir y tu voluntad de hacerlo, por lo que debería ser abierto para todos los productores serios”.
SIN INVESTIGACIÓN NO HAY PRODUCCIÓN
La producción de leche tiene una relación directamente proporcional al uso de la tecnología y la ciencia de la reproducción y genética. “Por falta de condiciones y de investigación, nos acostumbramos a producir 3 o 4 litros a potrero, cuando quizás el animal tenga el potencial natural de producir tres veces más de esa cantidad” asevera Pedro Castro, productor lechero. Unas de las vías de escape del escenario improductivo está en las respuestas de cómo hacerlo, cómo financiarlo y cómo propagar los efectos de políticas acertadas en la producción al resto del circuito lácteo, plantea Jorge Ordóñez, editor de la Gaceta Ganadera, quien señala que “Es tarea enorme que tendrá que ser abordada por la industria en estrecha cooperación con los gobiernos nacional y regional, apoyados por el sector científico y tecnológico que aunque tímido ha acumulado capacidad y experiencia para resolver los problemas de productividad, estacionalidad, calidad y consistencia que consuetudinariamente han afectado al sector lácteo primario venezolano”.
En el Estado Bolívar existen, al menos, dos vías para canalizar el apoyo científico y asistencia técnica desde el Estado al productor privado. Son entes subordinados al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, uno es el Instituto Nacional de Investigación Agrícola Bolívar (INIA) y otro, Fundacite Bolívar.
Del primero, recién constituido en el Estado, no se conoce ningún plan o estrategia de coordinación en el área de la ganadería lechera, de hecho, se intentó en numerosas ocasiones lograr una entrevista con los representantes de la Dirección del mismo, lamentablemente, de manera infructuosa, no hubo respuestas del mismo.
“La labor del INIA se ha venido a menos y casi no se ve, nosotros tuvimos con ellos hace un par de años una buena experiencia con unos cursos de alimentación animal y alimentación suplementaria, pero de allí hasta acá más nada” afirma Julio Malavé, Presidente de la Asociación de Ganaderos de Upata.
Y el caso de Fundacite, una institución encaminada a fomentar la organización y capacitación del pequeño y mediano productor, llevan adelante más de 40 Redes Socialistas de Innovación Productiva, 12 entre el campo de la ganadería de doble propósito y de los quesos artesanales. Sin embargo, esta institución que trabaja en el campo de la promoción científica, no cuenta con niveles de independencia presupuestaria para poder generar mayores resultados. “Aquí tienen las puertas abiertas todos, sin embargo, los ganaderos privados que soliciten asistencia deben venir organizados en un gran número, y bajo alguna figura legal, ya sea asociación civil o cooperativa, de esa manera se atenderán con cursos de adiestramiento y conocimiento aplicado” explica la Lic. María Ximena Núñez, Coordinadora Promotora de las Redes Socialistas de innovación Productiva.
“Nosotros tuvimos una reunión muy productiva, promovida por la Gobernación el año pasado con la gente de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA) que cuentan con una buenísima experiencia con el programa (PIDEL), Programa Integral de Desarrollo Lechero, donde tiene más de 500 fincas asistidas en todos los aspectos, el reproductivo, sanitario, nutrición, pero, seguimos sin respuesta de la Gobernación, que al parecer no se sabe si presupuestó para poner en marcha ese convenio que debería incluir a todas las universidades y a instituciones como el INIA”, Comenta Julio Malavé sobre esa experiencia hasta ahora fallida, que concretamente, fue promovida en un principio por Fundacite Bolívar, con el apoyo de la Asociación de Ganaderos de El Palmar (ASOGAPAL), la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) y la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), cuando realizaron el II Foro de “Tecnologías Aplicadas a la Ganadería de Doble Propósito”, con el fin de capacitar a los productores de carne y leche pertenecientes a las Redes de Innovación Productivas de Ganadería de Doble Propósito de los Municipios Padre Pedro Chien, Roscio y Sifontes. Hasta ahora, no hay resultados visibles al respecto.
EL OJO DEL DUEÑO ENGORDA AL GANADO
Cuando un productor deja de ir a la finca la producción baja, muestra de eso es el caso de Francisco Muradas, Presidente de Feproagro, “El primer factor de temor del ganadero es la inseguridad jurídica y personal, y no hay nada peor para la producción que eso. Yo vi como mi producción bajo de 1500 litros a solo mil, por no poder estar el tiempo necesario en la finca, y cuando puedo ir, voy con miedo”.
Después de que el Comando regional número 8 cesara en sus actividades, por la intervención del mismo por presuntos hechos de corrupción, ha disminuido el trabajo de patrullaje en las zonas rurales y ganaderas. Hay que reconocer que la Guardia Nacional había hecho un excelente trabajo en el sector rural, llevaba cierto control, estaba pendiente de los trabajadores y de los recorridos por las rutas agrícolas, comenta Muradas, quien llama la atención diciendo que “A raíz de la intervención de la Guardia en el Estado Bolívar sin sustituirlos con otros organismos, quedamos desamparados y a la deriva”.
Después de la intervención del CORE-8 por indicios de corrupción, la Guardia solo puede salir con el permiso del teatro de operaciones número 5 del Ejército. “Antes la situación no era perfecta pero la guardia estaba en la calle, por supuesto que se tenía más control de la situación, asegura una fuente vinculada a la Guardia Nacional.
“Luego vino la intervención de la Policía del Estado, esos son factores determinantes. Si se logrará controlar esa situación la recuperación de la producción es inminente, quizás sin tomar en cuenta muchas de las acciones que se están ejecutando ahora” afirma Muradas.
Por otra parte, los empresarios ganaderos del sur del estado hacen un llamado a las autoridades, en este caso Pdvsa y Ejército a facilitar la adquisición de gasoil para el productor. Con la intención de limitar el consumo del combustible a mineros ilegales están sufriendo las consecuencias ganaderos y agricultores. “No están suministrando el gasoil, tenemos problemas con eso, hoy viene una orden y mañana otra, en fin nos cortaron el servicio de gasoil el Piar, así que le hacemos un llamado a las autoridades militares y civiles, porque nosotros no somos contrabandistas ni mineros, somos productores” exhorta Julio Malavé- Ahora mismo se están haciendo los trabajos de verano con las máquinas y se exige mucho gasoil.
AL FINAL
Productores y Gobierno, se mueven con el mismo objetivo en diferentes direcciones. De esa manera no se resuelve una coyuntura, que pudiera convertirse en emergencia de salud pública. Acabar con el lenguaje agresivo contra el productor y compromiso con el bienestar de todos lo venezolanos son claves de parte y parte para salir de este embarazoso embotellamiento.
El empresario reconoce que los créditos son necesarios y bien intencionados, solo que es necesaria la asistencia técnica.
“Yo siempre he dicho que debemos sentarnos las instituciones y productores y buscarle una solución a la crisis, Estoy seguro que hablando mejoramos la producción a corto y mediano plazo en un 30% la producción de leche y carne”
Hoy no llegamos al 50% de la carne que se produce en el país, se informa desde Feproagro, el resto viene de afuera. “Eso no es positivo, y no es estar en contra de las importaciones, porque entiendo que hay que hacerlas, porque la gente no puede pasar hambre, pero en el fondo es pan para hoy y hambre para mañana, ese dinero que se usa para importar alimento, debiéramos hacer un trabajo paralelo, para incrementar la producción nacional” ratifica Francisco Muradas.
Dispuestas las piezas sobre el tablero, gobierno y sector privado ofrecen distintas perspectivas de la situación produciendo confusión y convirtiendo en laberíntico un posible contexto reconciliatorio. El control de precios contiene ficticiamente la inflación mientras proliferan todas las posibles modalidades del mercado negro que multiplica los casos de especulación y acaparamiento.
JUEGO TRANCADO
“Antes del pasado 2 de Diciembre, ningún empresario quería arriesgarse y por miedo a ser despropiado no invertía, de manera de dejarle solo el esqueleto al gobierno de convertirse en realidad la expropiación, eso ahora ha cambiado”, aseveraba el vocero oficial de la Asociación de Supermercados del Estado Bolívar (Asumabol), Sebastián García. La coyuntura política posterior a Abril de 2002 revertió el escenario económico y social.
El sistema de producción alimentario entró en letargo desde entonces. Con la escalonada constitución de políticas reivindicativas de los trabajadores y el control de precios surge el fenómeno de discapacidad de respuesta del mercado que expone Jorge Ordóñez, editor de la Gaceta Ganadera, cuando dice “el marco regulador se vio seriamente modificado, numerosas leyes que afectan las relaciones laborales y sus costos, las políticas comerciales y sus efectos, la carga tributaria y sobre todo el marco institucional (…) La salida de Venezuela de la CAN y el ingreso aún no digerido a Mercosur conjuntamente con la exoneración de aranceles a los productos de la canasta básica a partir de febrero del 2003, el control de precios y el control de cambio, modificaron los escenarios comerciales de manera importante”.
A esto el productor agropecuario le suma la dificultad adicional ofrecida por los procedimientos impuestos por la gestión pública, a lo que se refiere Ordóñez cuando manifiesta “que hace imposible conocer a cabalidad las listas protocolares de los ministerios del ramo: Minal, MAT, Milco y Minep y sus agencias Casa, Mercal, CVA, Fondafa, Sasa y cuantos otros, paralelamente a la inactividad de las Juntas Nacionales y la desaparición del Comité Nacional de la Carne y finalmente el carácter optativo de las leyes, la discrecionalidad y aplicación discriminatoria de las mismas, hicieron particularmente difícil las decisiones de inversión”.
SIN INVERSIÓN, CERO PRODUCCIÓN
En 2003, el exceso de liquidez en la calle aumenta la demanda, escasea la oferta, remontan los precios y acelera la inflación. El Ejecutivo Nacional en marzo de ese mismo año decreta el control de precios indefinidamente, en su mayoría para productos de origen animal. No obstante, el aumento del consumo y los precios que produce un lógico incremento de la utilidad, no se reflejó en la reinversión para la producción, de manera que se estancó la oferta.
“Los beneficios no fueron uniformemente distribuidos a lo largo de las diferentes cadenas (…) aunque el sector primario siempre se vio favorecido por el aumento de los precios, donde el incremento del consumo fue mayormente satisfecho con importaciones, los recursos se capitalizaron aguas abajo, entre el beneficio, la transformación, la distribución y el comercio”, asegura Ordóñez.
El sector privado cataloga al control de precios como un “madrugonazo”, en palabras del entonces presidente de la Asociación Nacional de Supermercados y Autoservicios (Ansa), Nelson da Gamma, el gobierno debió establecer previamente un proceso de negociación con la cadena de producción.
Creció entre los empresarios la inconformidad por el marco jurídico laboral y la desconfianza ante el mito de la desaparición de la propiedad privada. De esa forma, los frutos obtenidos de la rentabilidad generada por el aumento del consumo no se direccionó a la inversión en materia tecnológica, elemento que, reconoce Ordóñez, “propicia la optimización de procesos productivos en función de mejorar la competitividad del negocio en términos de calidad y costo (…) capitalizando en información, capacitación, planificación económica y financiera, organización de los recursos, diversificación, articulación con los procesos agroindustriales, acceso a los mercados, promoción de agro negocios y vinculación al crédito”.
Mientras tanto el gobierno aceleró las importaciones en ciclos irregulares y con procedimientos deficientes que no evitaron los brotes de escasez, mientras seguía inflexible ante la liberación de precios, que revisó después de cuatro años, en febrero de 2007, cuando a juicio de Jorge Ordóñez “la inflación acumulada superaba el 90% y el aumento del precio en el mercado internacional terminaba por afectar el flujo de importaciones, como en el caso de la leche en polvo”.
PLATAFORMA DAÑADA
El caso de la leche puede ser analizado como confiable indicador de la realidad alimentaria venezolana. El sistema de producción lácteo nacional se ladea sin pisar fuerte ante las necesidades, por la inexistencia de una estructura sólida respaldada por la constante inversión creadora de empleo y a la postre garante de altos rendimientos productivos. En lo que respecta al mercado cárnico de 2006, Ordóñez comenta “importación de ganado en pie de regiones no libres de aftosa, la transferencia de animales de levante hacia Colombia y precio de referencia del novillo gordo venezolano superior a 1,60 dólares americanos por kilogramo, mientras que el precio promedio de Mercosur alcanzó los 0,85 dólares americanos por Kg, debilitan la competitividad del circuito cárnico bovino venezolano frente a los grandes productores de América del Sur”. No obstante, en su estudio de Costos de Producción de Leche, 2006, afirma que la evidente caída de la producción no se le debe atribuir al precio de la leche, que contaba aún con buena utilidad, sino a factores como la inseguridad personal y jurídica, y la percepción de amenazas a la propiedad privada y las libertades económicas. Esto afecta la inversión y sin inversión es imposible recuperar y mucho menos aumentar la producción.
¿Qué tenemos?
3.240 millones de litros de leche por año
3,4 millones de vacas
170.000 trabajadores
3.75 millones de hectáreas
300 billones de bolívares para producirlos
¿Qué queremos?
85 mil trabajadores permanentes
1.000 millones de litros al año
1,8 millones de hectáreas
1,7 millones de vacas
150 billones de bolívares en inversión
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