jueves, 24 de julio de 2008

Las radios comunitarias y su karma político (I, II y III)


Venezuela experimenta desde el 2002 el despegue de la comunicación alternativa, sin embargo las condiciones del parto no fueron las mejores, hoy vemos las consecuencias.

Muchos son los epítetos que ha de recibir la comunicación alternativa, sin importar la naturaleza del medio difusor, ya sea a través de las ondas hertzianas o sobre la plataforma informática. En Venezuela los nuevos modelos de comunicación llevan el estandarte de la radio, el medio de comunicación más versátil y resistente al tiempo. Y es que desde 2002, para contrarrestar el efecto de los medios privados tradicionales, el Estado venezolano ha invertido más de 4 mil millardos de bolívares en las nuevas redes populares de comunicación, asentando el grueso de esa inversión en la radiodifusión.
Ahora bien, esas emisoras comunitarias, populares o alternativas, como se les quiera llamar, inherentes a las condiciones de su nacimiento han de ser portadoras de nuevas propuestas, estilos, contenidos, formatos, e incluso, nuevos lenguajes y concepciones estéticas, todo gestionado hacia el servicio de las necesidades sociales y comunales.
Esa radio alternativa, muchas veces de poca cobertura y de baja potencia, que se les adjetiva de culturales, participativas, rurales, educativas, barriales, inclusive piratas, como las partisanas de las recordadas resistencias francesas e italianas en plena segunda guerra mundial, o como las famosas truchas en la sureña República Argentina, ya sean ilegales, clandestinas o revolucionarias, todas tienen su razón de ser en el desequilibrio, en la injusticia, en el desbalance de las cargas informativas, y la gran mayoría ha visto su apertura desde el plano de la lucha por la tierra, el respeto de los derechos laborales, la defensa de refugiados y desplazados ante la persecución política, el resguardo del medio ambiente y por supuesto, la custodia de las democracias.
En Venezuela, las radios comunitarias recibieron la influencia de muchos factores, y el político fue y es hasta ahora, el que más ha pesado.

EL HOY
La experiencia de la comunicación alternativa y comunitaria en Latinoamérica no es nueva, países como Argentina, Chile, Colombia y Brasil, ya tienen décadas desarrollando propuestas de comunicación no convencional, partiendo de la base del servicio público y formando toda la plataforma comunicacional alternativa. Si bien es cierto que en Venezuela se intentaron efímeros intentos en la décadas de los setenta, en pequeños pueblos y caseríos, la fuerza de la intención no fue del todo efectiva, y precisamente desde finales de esa década y en plena década de los ochenta, muchos sectores de la sociedad civil organizada de entonces, entre ellos, la iglesia, organizaciones no gubernamentales, actores políticos y culturales en general, manifestaron la necesidad de redireccionar el papel de los medios de comunicación, radio y tv específicamente, sus mensajes, contenidos y formas. Sin embargo, no fue sino hasta 2002, cuando se replanteó la política pública comunicacional del Estado venezolano.
Para abril del presente año, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), publicó el listado de emisoras comunitarias perfectamente habilitadas en todo el país, 229 para ser más específicos, sólo 15 en el Estado Bolívar, sin embargo ya para 2006 se hablaba de la existencia de entre 266 a 400 emisoras comunitarias operativas, muchas de ellas en ese entonces, en fases de operación y prueba, en espera de la habilitación.
También para 2006, comunicados de Conatel aseguraban la operatividad de un aproximado de 3.000 emisoras comunitarias operando ilegalmente, aunque el organismo estaría procesando 1.300 solicitudes de legitimación. Por cierto, ante esa realidad, en marzo 2008 se cerraron 6 emisoras en Lara, y la directora de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Elda Rodríguez, hablaba de la “la necesidad de regularizar totalmente el uso del espectro radioeléctrico”.
Esta información la confirmó la Directora Nacional de Conatel, Elda Rodríguez,
“Acusadas de rojas rojitas o alabadas por sus servicios a la comunidad, las emisoras comunitarias han proliferado en el país (…) Ello, como parte de la política de democratización del espectro radioeléctrico, instrumentada por el gobierno nacional, cuyo auge se maximizó luego de los sucesos del 11 de abril. En ese momento, emisoras comunitarias como Radio Perola y Catia TV informaron lo que ocurría. Alabadas por unos, criticadas por otros, están allí con sus mensajes” así se publicaba en noviembre de 2007 en un trabajo especial del diario Últimas Noticias. Y es que buena para muchos, más de lo mismo para otro tanto, la fundación de nuevas redes comunicacionales comunitarias, también es parte de la comidilla de la polarización política nacional, aun cuando representa un mar de potencialidades para el desarrollo social.

EL ORIGEN
Se define entonces la aparición de las radios y televisoras comunitarias como una alternativa a la comunicación tradicional, liderada por los medios comerciales privados, y sobre los cuales se provocaría un supuesto proceso de democratización de los medios. Francisco Gutiérrez, director de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional de Costa Rica señalaba que “América Latina es un continente profundamente estratificado, donde las élites del poder económico y político se valen de los medios de información colectiva para ejercer y mantener un fuerte control social” y que según él, esos medios masivos en manos de los grupos hegemónicos cumplen funciones ideológicas y político-sociales bien definidas.
Para contrarrestar el efecto de tal dominación, que posiblemente llegó a su máxima expresión en Venezuela en abril de 2002, Gutiérrez señala la importancia de la comunicación alternativa, y más puntualmente, las radios comunitarias, no comerciales, no del Estado. “Los medios que buscan ante todo, sacar a los receptores de su pasividad y manipulación, donde debe pasar de consumidor pasivo a receptor crítico y creativo, son las redes alternativas, no sólo de producción y diseminación de información, sino también de procesos de intercambio y participación” afirma Gutiérrez, quien advierte de los beneficios pero también del peligro cuando dice “las dificultades son más de índole política que tecnológica. Los adelantos extraordinarios de las nuevas tecnologías hacen posible hoy la creación de auténticas redes de comunicación alternativa. El problema no está, por lo tanto, en lo meramente tecnológico, sino en el uso político que se haga de las nuevas tecnologías. Y es allí precisamente desde donde se genera el gran debate.
Los medios de comunicación privados y la oposición política venezolana sostienen con vehemencia el carácter político (izquierdista, socialista, chavista, oficialista) de las televisoras y radios comunitarias. Mientras que los actores y beneficiaros de la comunicación alternativa manejan respuestas como las de Obel Mejías, operador de una radio comunitaria, cuando dice que habla de los reiterados cuestionamientos a su independencia política, “la aparición de las comunitarias contribuye a llenar un vacío, y no representan una amenaza para la red de emisoras comerciales, porque las primeras deben dedicarse a atender los problemas y necesidades de las comunidades, a realzar sus valores y orientar para la búsqueda de soluciones (…) Y aunque todas reconocen sus simpatías con el actual gobierno, aseguran que no son ciegos ni sordos y que si hay hacer críticas se hacen”.

EL PARTO SEGÚN:
Gabriela González Fuentes, investigadora, documentalista y comunicadora venezolana, en una conferencia acerca de los dos años del golpe de Estado en Venezuela y el papel de los medios de comunicación, donde también participaron los periodistas Miguel Ferrari y Pascual Calicchio, hizo referencia de algunos fragmentos de su investigación, en la que habla del nacimiento de la comunicación alternativa en nuestro país: “Hay muchos paradigmas que nos enseñaron, pero que no funcionan así, entre esos que, no siempre la policía es la que nos cuida, no siempre los gobiernos son los que velan por nuestros intereses y no siempre son los medios los que nos cuentan la verdad (…) En Venezuela la relación de la gente con los medios venía desgastada, pero en el momento del golpe de Estado hay una ruptura total de la gente con estos y cuando los medios informan que Chávez renunció, todo el mundo salió a la calle, y la única certeza que tenían era si la televisión lo dice es mentira, debe estar pasando otra cosa y debemos salir a ver qué es lo que pasa” (…) En esa ruptura se fortaleció profundamente lo que nosotros veníamos trabajando que era la creación de los medios comunitarios, libres y alternativos y es que todas las constituciones dicen que tenemos derecho a una comunicación veraz y a comunicarnos libremente ¿cómo lo hacemos sino no tenemos los medios? Entonces, el Estado dijo necesitamos crear el espacio para la figura de la propiedad social del medio, donde la gente tenga la posibilidad de hacer un medio de comunicación propio”.

En la entrega de ayer se trataba de identificar los diferentes elementos del escenario formativo de las emisoras comunitarias dentro de la nueva red comunicacional comunitaria. Entonces, ya precisado el hecho de que estas estaciones radiales nacen como respuesta a los eventos de abril de 2002, donde el Estado perdió el control de la plataforma comunicacional de la nación, y se plantea la necesidad de contrarrestar el efecto de los medios privados tradicionales invirtiendo más de 4 mil millardos en la comunicación alternativa, específicamente en la radiodifusión comunitaria, de la cual, el especialista y catedrático costarricense Francisco Gutiérrez advierte que sus “dificultades son más de índole política que tecnológica” ya que los desafíos no se programan en lo “meramente tecnológico, sino en el uso político que se haga de las nuevas tecnologías”.

EL DEBER SER

La Ley Resorte establece que los prestadores de servicios de radio y televisión comunitarios de servicio público, sin fines de lucro, no podrán difundir propaganda, y ya sabemos que este término se acuña sólo para los contenidos políticos. Asimismo los prestadores de servicios de radio y televisión comunitarios de servicio público, sin fines de lucro, deberán difundir entre otros: Mensajes dirigidos a contribuir con el desarrollo, la educación para la percepción crítica de los mensajes, el bienestar y la solución de problemas de la comunidad de la cual formen parte, mensajes que promuevan la conservación, mantenimiento, preservación, sustentabilidad y equilibrio del ambiente en la comunidad de la cual forman parte, programas que permitan la participación de los integrantes de la comunidad, a fin de hacer posible el ejercicio de su derecho a la comunicación libre y plural, para lo que deberán anunciar las formas a través de las cuales la comunidad podrá participar y los mensajes de solidaridad, de asistencia humanitaria y de responsabilidad social de la comunidad.
En esos términos se delimitan todas las posibilidades creativas y productivas de las estaciones radiales comunitarias, de servicio público y sin fines de lucro.



EL EXPERIMENTO
A partir de una investigación periodística organizada por un trío de alumnos del noveno semestre de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Bicentenaria de Aragua, entre los que me incluyo, donde se observaron las tendencias en las programaciones, y dirigida a contrastar las realidades de las emisoras comunitarias pretendiendo corroborar su colaboración con el bienestar comunal o su activa participación como medio de difusión del mensaje político, se llegaron a interesantes conclusiones.
Dos emisoras, dos realidades distintas. La emisora Reverón 94.5 es desde hace 5 años una emisora comunitaria. Ubicada en Villa Colombia, tiene como objetivo primordial la divulgación de todo tipo de mensajes que conllevasen a la resolución de los problemas que afectaran a la parroquia Cachamay, portando el slogan “El arte de la radio al servicio de la comunidad”. Su director, el pedagogo Miguel Predique, dejó bien claro “que aunque pertenece al proceso liderado por el presidente Hugo Chávez y toda emisora comunitaria tiene directrices políticas bien marcadas, la razón de ser de Reverón 94.5 es la comunidad, y lo materializa a través de la creación de espacios que permiten la interactuación de ésta desde una tribuna pública” a esto Pedrique le agrega que “fortalecer el intelecto comunitario ha sido también el norte de esta emisora, es por ello que se ha tomado la decisión de sacar seis programas del aire” que, según él mismo, eran “espacios para el descrédito de personas y aquí no hay cabida para la destrucción o confrontación sino para el diálogo y el consenso”.
Por su parte, La Llovizna 104.7 que “surge a raíz del sesgo y la negativa a informar que asumieron las radios y medios convencionales durante el golpe de Estado de 2002”, según Águedo Ramos, su director, quien además explica que “fue una alternativa cuya principal razón de ser son las comunidades de Guayana, partiendo de la necesidad que éstas tuvieron en un momento histórico determinado, al libre acceso a la información”.
Sin embargo, ese ideal de servir a la comunidad cotidianamente en labores y requerimientos sociales, no es tan concreto en La Llovizna 104.7. Desde un detallado análisis comparativo se evidenció la marcada connotación política en gran parte de los segmentos de la parrilla de programación. Los días lunes se transmiten regularmente diez programas, desde las 6:55 am hasta las 7:55 pm y por poner un ejemplo, tres de los programas de ese día (Alcaldía, La Voz de la Verdad y Rumbo al Socialismo), tienen una temática política pro gobierno claramente marcada.
Dos pueden ser interpretados como de servicio social (171 y Poder Popular), pero pese a esto se puede notar la inducción y orientación en los mensajes, mención de personalidades, magnificación de realización de obras, y un soslayado proselitismo político gubernamental regional.
Por otra parte, La Llovizna 104.7 produce segmentos característicos de una emisora comunitaria, como los programas Escuela, Infocentro, Ventana vecinal, Principios Cooperativos, Ciencias y Saberes del Pueblo, Abriendo Horizontes, Raíces de San Félix, Show latino, Jóvenes en la Radio, Domingos en familia y Mujeres por Guayana, donde se conciencia a la audiencia sobre los principios éticos y morales, se realizan semblanzas turísticas, culturales y gastronómicas de la comunidad, se producen micros sobre sana y equilibrada educación sexual a niños y adolescentes, así como charlas motivadoras sobre el cuidado del ambiente, mientras se ameniza con música, cuentos y poemas venezolanos, por mencionar sólo algunos.
La mera observación de la programación determinó en esta emisora: Propagandas a las obras de alcaldía y gobernación, comentarios favorables a candidatos electorales del oficialismo, música de matiz revolucionario, Alí Primera y música venezolana, así como expresiones verbales como compatriotas, comunidad socialista, patria, socialismo o muerte, nuestro comandante.
Entonces, como en la villa del señor, hay de todo un poco, unos buenos, otros no tan buenos.


NATURALEZA POLÍTICA:
Donde existe una estación radial comunitaria seguramente se generan controversias en el plano político. Por ejemplo, en abril de 2004, en Paraguay, La Asociación Paraguaya de Comunicación Comunitaria y la Asociación Mundial de Radios Comunitarias filial Paraguay, se dirigían a la opinión pública, para repudiar las declaraciones del presidente ese país, Nicanor Duarte Frutos, quien hacía alusión a que se estarían preparando hechos violentos desde radios comunitarias en el Departamento de San Pedro, para las venideras elecciones y que se estarían guardando explosivos en emisoras comunitarias. Asimismo, en Colombia, la Asociación Mundial de Radios Comunitarias en agosto de 2007, expresaba su “firme rechazo a la decisión del gobierno colombiano de violar la libertad de expresión e información al censurar en forma arbitraria e inconstitucional el derecho de los medios de comunicación comunitarios a informar a sus comunidades sobre las distintas propuestas electorales, hacer entrevistas o promover debates entre candidatos de partidos políticos”.
Álvaro Uribe le pediría “abstenerse de incluir en su programación la intervención de candidatos, debates políticos y propaganda de la actual contienda electoral” a través de una resolución, firmada por la ministra María del Rosario Guerra.

Para muchos especialistas, el factor político está y estará vinculado siempre a las emisoras comunitarias, ya que estos medios nacen como respuesta al golpe mediático del 2002 y no como voluntad espontánea del pueblo y sus actores. Un buen ejemplo inverso, es la experiencia argentina, pioneros del sur en la comunicación alternativa, producto del agotamiento de la dictadura militar y como respuesta al silencio generado desde el poder. Ernesto Lamas, periodista argentino, publicaba en 2007, en su trabajo: Surgimiento de las Radios Comunitarias en Argentina, que “la apertura democrática en la República Argentina implicó un redimensionamiento de la participación social (…) Las expectativas de cambio se hicieron visibles a partir de una cultura anti autoritaria, encarnada por los más diversos grupos, instituciones y partidos políticos. El pasaje del autoritarismo a la democracia, que desbloqueó a la sociedad civil, no creó las condiciones necesarias para que los espacios de comunicación se desarrollaran abiertamente, los movimientos estaban profundamente identificados con los enemigos depuestos y faltaban, por lo tanto, las condiciones subjetivas para que pudiesen analizar y conducir racionalmente las nuevas realidades, además, los partidos políticos tenían que compartir el espacio público con un nuevo actor que se había desarrollado fuertemente durante la dictadura: los medios masivos de difusión”.
Entonces, comenta Lamas “las organizaciones políticas dejaron de acompañar la efervescente necesidad de participación y con el correr de los años esa representación se fue degradando. Este fue uno de los motivos para el desplazamiento del campo de lo político al campo de la comunicación en su sentido más amplio. Surgieron a mediados de la década del 80, espacios de expresión alternativos, desde publicaciones de tirada reducida, pasando por experiencias teatrales, de danza y de música, hasta llegar al fenómeno de la radio. Este movimiento fue protagonizado por jóvenes en la llamada primavera democrática de 1984 a 1987”.
Y en el caso específico de la radio nacen las conocidísimas truchas. Larisa Kejval, también periodista argentina escribe en junio de 2008 sobre ellas, a las que refiere en su trabajo: Truchas, los proyectos político-culturales de las radios comunitarias, alternativas y populares argentinas, donde destaca que “truchas las llamaron en los 80, por nacer al margen de un sistema de propiedad de medios de comunicación y de una legislación en radiodifusión que tornaban imposible el ejercicio del derecho a la comunicación. Pero las radios prefirieron otros nombres, alternativas, populares, comunitarias (…) Así, pusieron en evidencia sus modos diversos de resistir o confrontar la hegemonía cultural”.
La realidad de Venezuela aunque distinta, también relaciona el punto político, aquí como respuesta al monopolio informativo comunicacional de un grupo de dueños de medios privados, allá, en Argentina, como medio de liberación post dictadura.

LOS DESAFÍOS.

El titular del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Andrés Izarra, ratificó en junio de 2008, la disposición de su despacho de sostener grandes esfuerzos ante cualquier iniciativa de radio comunitaria alternativa y popular, “a fin de fortalecer esta comunicación en Venezuela”.
Venezuela, dentro del grupo de países no alineados, mantiene una confrontación interna (con los viejos elementos de poder sociopolíticos, dueños de medios de comunicación y de medios de producción) así como externa (con el histórico, vivo y real status quo, representado por el denominado imperialismo, que trabaja bajo el sistema neoliberal, y del cual ya conocemos los efectos) y dentro de esa lucha, se debate la controvertida y estratégica influencia de los medios de comunicación social. En marzo del presente año, reseñaba Carlos Chirinos para BBC Mundo, “dos foros paralelos, antagónicos y muy cercanos, analizan la situación de la prensa venezolana. (…) En esta esquina del este de Caracas: la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En esta otra: el Foro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático” en una acera los patrones de los principales medios de comunicación del continente, en la otra, periodistas y académicos habitualmente examinadores del resultado mostrado por las compañías amas de los medios.
Mientras la SIP denunciaba un supuesto menoscabo de la liberad de expresión en Venezuela, Ecuador y Cuba, en el Foro Latinoamericano se reclamaba también el supuesto terrorismo de los medios privados de comunicación contra gobiernos izquierdistas o nacionalistas.
Y es que en los albores de esa batalla, resalta la situación real de los llamados medios alternativos o comunitarios de Venezuela. De allí que el oficialismo, como reporta Chirinos, se haya visto en la necesidad de crear “la llamada revolución bolivariana que hace un uso intensivo e inteligente de las armas de la comunicación”.
Pero ¿se están cumpliendo las directrices de la Ley Resorte para las emisoras comunitarias o simplemente se usan como contra a las políticas comunicacionales privadas en beneficio de la imagen oficialista?
No lo sabemos con certeza. Lo que si conocemos es que, según lo recogido de denuncias públicas y notorias, tanto en medios estatales como comerciales, la situación de las emisoras comunitarias no es del todo alentadora, aún contando con el supuesto apoyo del Estado. “Son muchos los escollos que enfrentan para sobrevivir, entre ellos los costos de mantenimiento, la interferencia por el exceso de señales y la politización (…) Los costos de mantenimiento atentan contra la capacidad de mantener en el tiempo la experiencia comunitaria, y aún tenemos equipos sin instalar, porque no hay con qué. Los locutores y productores no cobran, les damos un salario mínimo a los operadores, que están acá desde las 4 am” comentan personas como Vicki Cova, pionera en el área con 101.1 Guatire FM.

AL FINAL

Y al final, hasta el más frenético de los fanáticos ha de reconocer dos cosas: Era necesario desde hace décadas la democratización de la comunicación social en Venezuela, ya que estábamos viendo todos a través del mismo cristal. Pero la aparición de los medios alternativos comunitarios que nace a partir de 2002, es una respuesta a esa realidad, y está aún, contaminada del elemento ideológico político. Es posible que el día que se libere de esa condición, el deber ser, será, junto con la necesaria idea de la comunicación alternativa que, combate el fenómeno de “los medios de comunicación que ocupan nuestras vidas, no son un reflejo de la realidad, sino que en gran medida los medios están definiendo nuestras vida, sucede que los medios no sólo nos informan de lo que pasa, sino que construyen eso que pasa, le otorgan presencia y visibilidad pública y social”, según plasmaran en su manifiesto “Los Editables”, los periodistas argentinos, Ricardo Cabral, Pablo Ramos y Carlos Salinas.


A DEBATIR:
Natalí Mendoza, miembro de la Cooperativa Calle y Media e integrante de la Asociación Nacional de Medios de Comunitarios, Libres y Alternativos (ANMCLA), comenta sobre algunos puntos a debatir, entre ellos, el de la importancia de “reformar la Ley Orgánica de Telecomunicaciones de una manera socialista (…) La mayoría de las pautas publicitarias que hace el estado son a través de los medios comerciales o a través de los medios del estado y a una radio comunitaria las marginamos diciéndoles que hagamos voluntariamente la difusión del trabajo de las instituciones (…) Los medios comunitarios, libres y alternativos libremente asociados, tenemos muchísimas exigencias que hacer, muchísimas exigencias que debatir todavía en nuestras comunidades. Una de ellas, es sobre el 33,3 % del espectro radioeléctrico para los medios comunitarios. ¿Por qué pedimos un tercio del espectro radioeléctrico? En este momento esas ondas donde se transmite la comunicación masiva en nuestro país están en manos mayoritariamente de los medios comerciales”.

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