jueves, 3 de octubre de 2013
Guayana aprecia a Brasil como mercado extraordinario
Ya es un hecho, Venezuela es miembro Mercosur, y las ventajas y riesgos siguen en plena discusión en un escenario ideal donde los socios superaron un mercado regional de 5.000 millones de dólares para 1991 a uno de 60.000 millones en la actualidad, la quinta mayor economía del mundo. Mientras tanto Venezuela y Brasil, aun sobre una muy presumible compatibilidad política, sostienen también un muy tibio intercambio comercial de poco menos de 6.000 millones. Esos números, en teoría, deberían hacerse más amigables para Venezuela, quien por fin se legitima en una alianza aduanera que cuenta con un PIB de 3 trillones de dólares y un mercado de 270 millones de personas. En ese pedestal, qué papel puede jugar la reconocida potencialidad de la Guayana venezolana en el inmenso mercado brasilero.
Retrospectiva comercial.
En 2005 Luiz Inácio Lula da Silva, al evaluar algunas de las balanzas comerciales con los países caribeños, reconocería que para su gobierno, “la relación comercial buena es aquella que es de una calle de dos sentidos, en que podamos vender, pero en que podamos comprar para tornar el comercio en algo más equilibrado y substancial para los dos países”. Para el 2010 las proyecciones del Ministerio de Desarrollo, Industria e Comercio Exterior de Brasil registraban algo más que una fuerte tendencia favorable para los amazónicos con respecto a Venezuela, se trataba de 5.424 millones de dólares importados por nuestro país a cambio de 538 producto de la exportación hacia Brasil.
Se trata de una interacción dispareja donde las exportaciones de Venezuela hacia Brasil siguen disminuyendo, esto debido a la cada vez mayor independencia de los amazónicos en materia de hidrocarburos. El peor escenario se vivió entre el 2001 cuando llegaron 503 millones de dólares vía exportación de petróleo y derivados, y 2004 cuando solo entraron 34 millones según la Asociación Latinoamericana de Integración. En el tema de nuestras exportaciones reales, para Junio de 2013, según la Secretaría de Comercio Exterior de Brasil, ellos pagaron en un año 538 millones de dólares entre nafta para petroquímicas, aceites brutos de petróleo, coque de petróleo no calcinado, metanol, urea, energía eléctrica, garrafones de vidrio, laminados de hierro galvanizados, etilenglicol, cables de aluminio, correas de transmisión, aceites de aislamiento eléctrico, preparaciones de cromo, radiadores y manufacturas de caucho vulcanizado, entre otros. Pero, y Guayana qué, a dónde se refleja la generosidad del suelo guayanés y su tradicional carácter productivo en ese contexto.
Guayana suplidora.
Aunque ya se conocen algunas potencialidades, no se concretan con diligencia, y el norte de Brasil tiene por lo menos cinco años esperando el despertar de Guayana. Esa zona de Brasil cuenta con al menos 10 millones de personas y más específicamente con el polo industrial de Manaos y la zona franca de la misma ciudad. Se trata de un complejo industrial de 400 empresas grandes y medianas, ávidas de materias primas y productos semi manufacturados. Esa posibilidad puede materializarse sobre el asfalto y puentes de solo cuatro días de viaje en época seca. Ya en condiciones invernales se trataría de siete días. Los cálculos de la Cámara de Comercio e Industria Venezolano-Brasilera manejan el costo de flete de un camión de entre 12 a 18 toneladas entre 2.500 a 3.200 dólares dependiendo de las condiciones climáticas.
Fernando Portela, director ejecutivo de esta Cámara, entiende que ese Polo Industrial requiere constantemente de plástico, polímeros, laminados, productos metalmecánicos, derivados de hierro y aluminio, productos de fundición para las industria de motos de Manaos, sin embargo, “han venido empresarios del norte de Brasil a Guayana y encuentran dificultades porque los excedentes para exportación no son suficientes, es difícil establecer un cronograma de producción para atender ese mercado”.
Son 35.000 millones de dólares anuales solo en productos los que se generan de ese polo industrial, “estamos hablando de uno de las mayores de Brasil, imagínate la cantidad de insumos y materias primas que se requieren”, precisa el Director Ejecutivo de Cavenbra. Portela no titubea al decir que todos conocen el potencial, ya se precisaron las posibles alianzas en sus respectivos ramos, se han hecho reuniones, pero es necesario asegurar el marco jurídico que le garantice a las empresas brasileñas que no tendrán dificultades de gestión.
Otra posibilidad real es explotar la ruta turística Manaos-Guayana-Mar Caribe, ahí se han hecho esfuerzos desde Embratur y el Mintur, se acordaron acuerdos para rutas aéreas donde Conviasa y Embraer jugarían el rol de protagonistas, sin embargo, la timidez en la ejecución ha privado, y como afirma Portela, todavía existen asuntos por afinar, como la infraestructura hotelera, posadas, servicios, y sobretodo seguridad. Al final, ahí está Brasil y su polo industrial de Manaos, atenta a que Guayana espabile.
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