viernes, 8 de agosto de 2008

Bola Franca (Mi columna dominical)


El oso nos volvió a sacar la lengua.

Nadie pregunta, nadie responde. Ya se definió el piloto de la selección nacional para el próximo clásico mundial de béisbol, por cierto, en teoría mucho más complicado que el pasado en la primera fase, y resultó Luís Sojo el favorecido. La discusión popular explotó en cuanto se vendió el primer diario que reseñó la noticia. Sin embargo, los medios de comunicación -social- pasaron la página casi violentamente. Y es que ya no interesa si Sojo era mejor elección que Pedrique, o si tiene la experiencia por haber asistido al primer Clásico, o si van a hacerlo mejor que la vez pasada, cosa de la cual estoy seguro, ya la decisión está tomada, pero bajo qué argumentos, nadie pregunta, nadie responde. Magglio, Cabrera y Guillen, deciden no ir, nadie pregunta, nadie responde. Entonces, es allí donde la suspicacia no me deja dormir. El béisbol es tan complejo como fascinante, y como en una divina comedia, el universo de la pelota, también cuenta con sus niveles y círculos. Y es que existe una dimensión paralela al espectáculo de la pelota, una orbita de la que los periodistas deportivos, por alguna razón, quizás porque no jugaron el juego, no les interesa hablar, no toman en cuenta, quizás, porque no la conocen, no la entienden, o peor aún, por omisión, no respetan. Esa dimensión es la más humana, la que viven, sufren y disfrutan los peloteros detrás del telón, sólo entre ellos. Entonces, el trío de Detroit decide no ir, o al menos, se manifiestan en contra de la decisión, sin contar al carismático Mora, que ya fue marginado del pasado evento, esto sólo por nombrar a los que han tenido el temple de salir y hablar del tema. Ahora bien, también por nombrar sólo algunos, Carlos Valmore Rodríguez, del Diario Líder, por ejemplo habla de que se “sobredimensionó la culpa del petareño (Sojo) en 2006 (…) Ordóñez, conectó de 20-2, eso también es hacerlo mal”, mientras tanto, el querido y respetado, Humberto Acosta, justificó la actuación de Sojo con el pésimo rendimiento de los bateadores y define una situación irreversible y de la cual, los peloteros no deben tomar parte, de decir algo, debe ser en privado y no a través de los medios. Pero nadie pregunta, nadie responde. ¿Por qué está inconforme un grupo de peloteros? No creo que en especial ese trío de peloteros, que en un año han cobrado más de lo que cobró Sojo en toda su carrera, estén impulsados por la mala fe, la envidia o el rencor. No. La cuestión va más allá, una cuestión de camerinos. Nadie recuerda ya por qué Sojo fue designado manager en el primer Clásico, vaya sorpresa aquella, qué experiencia, qué pergaminos, no había nada, sólo un líder Maltín Polar, prácticamente, un jugador aún activo, pana de los peloteros, el bonachón y singular, incluso compadre de otros tantos. Pero nadie pregunta, nadie responde. Al primer evento se fue improvisadamente, desde la selección del manager hasta la selección de peloteros, hubo problemas de organización, familiares y amigos no pudieron acceder a los parques, conductas poco profesionales, indisciplina, y pare de contar. ¿Será por eso que los chamos de Detroit están descontentos? Quizás porque no hubo seriedad, porque fue un caos, porque no se respetaron las jerarquías elementales de la pelota, porque privó el amiguismo, eso tan nuestro, parte del venezonalismo, “el dale que mañana vemos”. Magglio no sólo tiene derecho a quejarse, debe hacerlo, tiene la autoridad moral y competitiva para hacerlo, y si habla de -mafias-, que de seguro no se trata della cosa nostra, al menos hay que preguntar, para que alguien responda. Si no bateó es otra cosa, eso no es soplar y hacer botella. Pero un manager no debe entrenar para mostrar respeto por su oficio, para seleccionar a los mejores, para tomar las mejores decisiones, para ser el primero en llegar y el último en salir. Los jugadores se preparan, -cosa que no pudieron hacer- y luego es cuestión de mística y suerte. El manager usa su talento para unir, motivar y sensibilizar al grupo, pero cuando eres el -pana- o el –compadre-, es muy difícil. Seguramente, esta vez las cosas va a ser distintas, Sojo se preparó mejor y ahora si tiene algo en las manos, pero para algunos jugadores esa ya no importa, él tuvo su tiempo y lo desperdició. Pedrique, el primer manager venezolano en la Liga Nacional, era para muchos la opción de la mesura, lo metódico, y el respeto. Lástima que no es un líder Maltín Polar. Lástima que nadie pregunta para que alguien responda.
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“Todo lo que necesitas es amor” y un poco de béisbol. John Lennon y yo.

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