miércoles, 13 de agosto de 2008

La memoria nacional está segura y se revitaliza


La Biblioteca Nacional de Venezuela cumplió 175 años el pasado 13 de julio, y hoy, no sólo custodia la memoria nacional, sino que asegura su libre acceso y modernización

Existen verdades insólitas, absurdas en sí mismas, quizás hasta macabras. Podrás imaginar que las grandes civilizaciones, los más emblemáticos pensadores, la intelectualidad más brillante, donde la inteligencia se hace superlativa y se encuentran mentes confinadas únicamente a lo sublime, son precisamente esos, los espacios de atracción a la destrucción de libros, cuna de los aniquiladores de la razón, de los detractores de la memoria humana. Filósofos, emperadores, conquistadores, intelectuales, sabios, frailes, incluso Papas, han sido protagonistas de las más grandes aberraciones contra patrimonios culturales enteros. Desde Platón hasta Borges, desde la Roma imperial hasta la sedienta USA, han levantado las llamas del olvido, haciendo arder libros propios y ajenos, y es que mientras “más culto es un pueblo o un hombre, está más dispuesto a eliminar libros bajo la presión de mitos apocalípticos”, así lo asegura el investigador guayanés y autoridad mundial en bibliotecas, Fernando Báez, Director General de la Biblioteca Nacional de Venezuela y autor de La Hoguera de los Intelectuales, Historia Universal de la Destrucción de Libros y La Destrucción Cultural de Irak, y sí, es guayanés. En la actualidad, Venezuela resguarda con empeño y moderniza el santuario de la razón nacional, de la memoria patria, alejando, por lo menos hasta ahora, el fantasma del “Bibliocausto” del que habla Báez, y del que recientemente fue víctima Irak, origen de la civilización occidental, y paradójicamente, lugar donde se inventó el libro.

TU BIBLIOTECA

Ante la perentoria conducta pesimista de algunos venezolanos, hermanos, vecinos, suegras, hijos, inclusive compañeros de caimanera, ante esa actitud que parece, desean convertir en aptitud, en la capacidad de ser el mejor pájaro de mal agüero, en el que logre convencer con mayor rapidez de los malos que somos los venezolanos, del caos en el que vivimos, de lo inconveniente que le resulta vivir en la tierra que los vio nacer, donde todo, o casi todo no tiene sentido ni dirección, en aquel que con la mayor de las ligereza se ríe, disfruta y hasta liga la derrota de nuestros hermanos atletas, por no decir profesionales y artistas, algunos por odio y recelo, otros por ignorancia, algunos ahora, otros antes, todos marcados por el afán de desacreditar al gobierno de turno, sin darse cuenta que también lesionan al Estado entero, a la república, al nacionalismo, al sentido de identidad y pertenencia, a ti y a mi, a Venezuela. Ante esos imperecederos derrotistas, se abren las puertas de la Biblioteca Nacional de Venezuela, patrimonio del venezonalismo, territorio de todos, del que tiene y no, del rojo y el azul, orgullo de betancouristas, perezistas, calderistas, quizás hasta de lusinchistas, y ahora chavistas.

ORGULLO NACIONAL

La misión de este humilde redactor tenía el objetivo de llevarle a usted, detalles de la realidad de la Biblioteca Nacional de Venezuela, así como de sus responsables, entre ellos, el para muchos desconocido, Fernando Báez. La experiencia fue grata y esperanzadora. Fundada bajo decreto presidencial, a tres años de la muerte de Bolívar y bajo la magistratura del León de Payara, José Antonio Páez, la existencia de la Biblioteca Nacional se hizo realidad. Su primer domicilio perteneció a un convento, al de San Francisco, y su primer director fue Diego Bautista Urbaneja, quien fungía como Ministro del Interior y Justicia, esto sin contar que tuvo entre sus bibliotecarios iniciales a Antonio Leocadio Guzmán y José María Vargas, posteriores presidentes de Venezuela, y de quienes se cuenta entregaban personalmente los libros. Entre las décadas del 70 y 90, consigue otro nivel bajo la dirección de Virginia Betancourt Valverde, hija del ex presidente Betancourt, quien configuró un alto rendimiento bibliotecario mientras convertía la Biblioteca Nacional en instituto autónomo, entre otras cosas.


HOY

La Biblioteca Nacional de Venezuela, hogar de preservación de gran parte del cuerpo bibliográfico, hemerográfico, documental, cartográfico, audiovisual y digital de la nación, ratifica su objetivo primario, esencia de la idea visionaria de Juan Germán Roscio, “servir a todos los ciudadanos, sin distinción de clases ni condición”, además de continuar los grandes esfuerzos de pasadas gestiones, que la convirtieron en una majestuosa atmósfera cultural donde los instrumentos y procedimientos, de hecho, funcionan. La primera y más llamativa particularidad de la institución, irradia de la atención y mística de quienes allí laboran, muchos con decenas de años caminando los mismos pasillos. Cortesía, gentileza, prestancia en el servicio, seguridad y receptividad, son condición sine qua non de sus trabajadores, desde la jefe de comunicaciones hasta el Don que desempolva solícitamente los rincones del gigante de la avenida Panteón.
El paseo lo inicié desde el servicio de cine y video, lugar donde se reciben, analizan, resguardan y transfieren al formato VHS, todas las producciones nacionales entre noticieros, cine institucional, cine venezolano, publicitario y extranjero. Todo para después llevarlo a la mano del usuario que desea consultar dichos contenidos. Como ello, la Biblioteca Nacional ofrece la modernización de la sala del catálogo automatizado, el servicios de orientación y referencia, de documentación en información bibliotecológica, servicio de colección bibliográfica, de colección de publicaciones seriadas, de publicaciones oficiales, servicio de libros raros (que es único de la cultura nacional y universal, y que van desde obras personales de personajes como Miranda, Humboldt, Pablo Neruda, José María Vargas, y Arístides Rojas), servicios de manuscritos y archivos documentales, servicio de cartografía y obra gráfica, de música y sonido, de fotografía, servicios técnicos bibliotecarios, asimismo, funciona el Centro Nacional de Preservación Documental (lugar donde se aplican técnicas científicas para el cuidado especial y reparación de documentos antiguos), el servicio de depósito legal, servicio de canje y donaciones, la coordinación de publicaciones divulgativas, la sala de usos múltiples, todo bajo la dirección del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.

EJE CULTURAL DE LA REPÚBLICA

Al final, como casi siempre, destacar que todo pasa por la cultura, y que de su carencia o desorden se desprenden nuestras mayores contradicciones sociales, no resulta importuno. Ahí está la Biblioteca Nacional para todos los venezolanos, sin corresponder a las garras de unos o pezuñas de otros, simplemente en las palmas del niño, del adulto y del anciano, herramienta de independencia cultural y autodefinición de nuestro pueblo (que por cierto, experimenta con el software libre). Sombreando la mañana del Panteón Nacional, forman el dueto estratégico de la razón y la memoria patria, esperando la ciega defensa del venezolano, incluso antes que cualquier pozo petrolero o ministerio de energía.

LA BIBLIOTECA TIENE:

1. 1 millón 200mil títulos bibliográficos y 3 millones de ejemplares.
2. 20mil revistas con 500mil volúmenes.
3. 6mil títulos de periódicos y 1 millón de volúmenes.
4. 120mil piezas de mapas, planos, afiches, grabados.
5. 100mil hojas del antiguo Ministerio de Obras Públicas.
5. 50mil videos y 20mil películas nacionales.
6. 2,5 millones de fotografías.
7. 15mil piezas de mapas antiguos.
8. Extensas colecciones de libros raros, como la colección privada de Francisco de Miranda.

No hay comentarios: